Por Yanina Passero
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El gremio de los municipales sorprende por su pasividad. La secretaria general del Suoem, Beatriz Biolatto, sabe que aumentarían sus problemas si empujara a las bases a un estado de ebullición que, no está demás decir, no requiere necesariamente un motivo real de conflicto. La experiencia que dejó la era Rubén Daniele así lo enseña.
Mantener la paz impuesta es saludable para la gobernabilidad de la gremialista que ya no goza de la protección presencial de su antecesor. El intendente Ramón Mestre lo borró de un plumazo, independientemente que la conducción y su líder digan que no está jubilado, que fue ilegal la maniobra que lo obligó a salir de la silla principal del Suoem.
Lo cierto es que una campaña electoral abre el escenario perfecto para el juego de las presiones. La anticipación de la compulsa por gobernar el Palacio 6 de Julio, el 14 de mayo, obligó a Mestre a tomar recaudos, al punto que autorizó por decreto a la Subsecretaría de Recursos Humanos a adelantar el pago de bonificaciones y prolongaciones de jornada a personal contratado y transitorio. El carácter excepcional de la medida vence días antes del cierre de la campaña provincial que el radical imagina que estará liderando.
El anticipo del pago comprende al personal que “se encuentre percibiendo los haberes y bonificaciones de que se trate al día 31 de diciembre de 2018 y que se encontraren incluídos en expedientes mediantes los cuales se tramiten las pertinente contrataciones, designaciones transitorias y bonificaciones para el año 2019”, según se explica en uno de los artículos del instrumento Nº133.
El decreto agrega que el anticipo de pago “no posee carácter definitivo” y, una vez concluidos los trámites administrativos de los expedientes correspondientes, será obligación de la Subsecretaría de Recursos Humanos verificar que los pagos sean correctos, descontar lo que se haya liquidado en exceso, o abonar la diferencia a favor de los agentes.
Desde el municipio aseguran que esta práctica se ha utilizado en otras oportunidades producto del tiempo administrativo que insume la tramitación y sustanciación de los expedientes de contratación y designación de personal, y otorgamiento de bonificaciones especiales, entre otros extras salariales.
Sucede que mientras se tramitan las actuaciones administrativas de los expedientes pendientes de conclusión, los agentes involucrados dejan de percibir los haberes correspondientes a las funciones que vienen desarrollando. La mora se produce cuando no se concluyen los trámites administrativos a través del dictado del instrumento legal. En estos casos, la respuesta se hace sentir.
El Suoem no tarda en abrir fuego con asambleas cuando registra atrasos en los pagos. Si bien es cierto que Daniele firmó una tregua con Mestre en la campaña municipal de 2015 y aseguraba que tendría una muy buena relación apenas se conoció que el radical accedía a su segundo mandato, hoy la relación entre ambos cambió en extremo.
Si bien la decisión de acelerar el pago de expedientes responde a una consigna de eficiencia administrativa y evitar un impacto significativo en las arcas municipales por el retraso, la autorización encierra la necesidad de despojar al sindicato de cualquier elemento que sirva al gremio para empañar una campaña.
Daniele tiene sed de venganza y un sindicato que aguardó por mucho tiempo la sucesión, derecho todavía vedado. Y si hay un elemento que Mestre podrá vender como un logro de su gestión es, sin duda, haber ordenado la relación con los sindicatos que dependen del municipio: UTA, Surrbac y municipales. Nada puede fallar en momentos claves para la política.