Por Felipe Osman
Según informa la edición de ayer del diario La Nación, Cristina Kirchner impartió a sus referentes de todo el país la orden de buscar la unidad del PJ en las provincias. Estas instrucciones de la ex presidenta, dadas a conocer desde el Instituto Patria, habrían causado ya sus primero efectos en La Pampa, San Juan, Neuquén, y Río Negro, y en otras provincias como Chubut y Tierra del Fuego las negociaciones para que Unidad Ciudadana y el justicialismo compartan un frente electoral estarían avanzadas.
Ahora bien, cabe preguntarse cómo serán interpretadas estas directrices por las tribus k locales y qué efectos surtirán en las elecciones provinciales del 12-M.
Operadores del kirchnerismo en Córdoba entienden que la prioridad para CFK es contener el avance de Cambiemos. Si la ex mandataria espera mantener vigentes sus expectativas presidenciales para las próximas elecciones nacionales resulta indispensable que la alianza UCR-PRO no coseche buenos resultados en los comicios provinciales.
En otras palabras, un triunfo de Unión por Córdoba resulta mucho más tolerable para el kirchnerismo que ver, desde el 12 de mayo, a otra provincia –y más aún, a una tan importante como Córdoba- pintada de amarillo.
En Córdoba, sin embargo, no hay noticias de que Unión por Córdoba vaya a concurrir a las votaciones en un frente electoral que contenga también a Córdoba Ciudadana. De hecho, esto resultaría muy improbable, principalmente porque la línea discursiva que empieza a delinear el oficialismo provincial parece más bien destinada a disputar los votos de Cambiemos que los de el kirchnerismo.
Esto es así por una simple razón: CFK, la “dueña” de los votos kirchneristas, no bendecirá a ningún candidato de Unidad Ciudadana para competir en Córdoba. Por el contrario, el mensaje será apoyar la candidatura de Juan Schiaretti para retener El Panal por un nuevo mandato. Unión por Córdoba no disputará entonces el voto k porque sabe que contará con él.
Apoyar la candidatura de un referente k “puro” sería, por otro lado, un error que CFK no cometería. Si en las pasadas elecciones legislativas Córdoba Ciudadana apenas logró cosechar algo más que 9 puntos, respaldar a un candidato que logre los mismos (o peores) porcentajes implicaría para la ex presidenta quedar pegada a un resultado electoral muy magro que, trascartón, jugaría en contra de sus expectativas presidenciales.
De todos modos resulta muy probable que el kirchnerismo ponga un candidato a competir por la Gobernación, aun sin contar con la venia de CFK. Esto responde, principalmente, a que un segmento de los votantes k más identificados con el progresismo no acompañaría la boleta de Unión por Córdoba aún siendo estas las instrucciones impartidas por “la jefa”.
Para quienes acaten la autoridad de la ex mandataria, sin embargo, el botín que dejen de cosechar en las urnas podría ser reemplazado por algún lugar que el peronismo cordobés consienta en reservarles dentro del Ejecutivo Provincial.