En diciembre el intercambio comercial de bienes alcanzó un superávit de US$ 1.300 millones, el más alto desde 2014. El saldo positivo fue consecuencia –como describió Indec- de un aumento de 15,4% interanual en las exportaciones; en esa línea hay previsiones de que en el actual período habrá superávit y rondará los US$ 7000 millones.
La dinámica de este año, según analiza Ecolatina, será más similar a la del último trimestre del 2018 (hubo saldo a favor por US$26..00 millones). Proyecta que las exportaciones crecerían en torno a 7% y las importaciones retrocederían alrededor de 10% en el acumulado anual.
De esta forma, la balanza comercial de bienes retornaría a terreno positivo luego de dos años “bajo cero”, registrando un superávit cercano a US$7.000 millones. Admite que la incertidumbre electoral impactará de manera positiva en este frente: las presiones cambiarias que traerían las elecciones impulsarían al tipo de cambio y, con él, a la inflación.
“Este combo negativo para el poder adquisitivo podría golpear aún más a las compras externas a la par que apuntalaría la competitividad cambiaria y posicionaría a las exportaciones como una salida contracíclica. En consecuencia, lo que sería un ‘escenario pesimista’ para el resto de las variables, actuaría de manera favorable en el frente externo”, describe.
La consultora Inveq es más optimista: con la recuperación del sector agropecuario y el repunte del dólar, espera que este año las exportaciones crezcan 15% y aporten US$ 10.000 millones adicionales a los registrados en 2018.
«La recuperación de la producción agropecuaria, pasado el efecto de la sequía de la cosecha anterior, y la maduración de los proyectos de inversión en el sector energético serán los dos principales factores que incrementarán la oferta de exportables durante el año», indica.
Según sus cálculos, el valor total de las exportaciones podría incrementarse en unos US$ 10.000 millones, lo que daría unos US$70.000 millones. Con importaciones estables o incluso retrayéndose sensiblemente respecto a los valores del año pasado, la balanza arrojará un saldo comercial positivo de aproximadamente US$4.000 millones.
Con un Brasil mejor en lo económico, y con más impacto del nuevo tipo de cambio, la consultora DNI estima que las ventas externas este año podrán superar los US$70.000 millones, con una suba de entre US$8000 y US$10.000 millones.
Para Marcelo Elizondo, director de la consultora, la performance exportadora argentina es inferior a la de otros países de la región. Brasil cerró 2018 con un crecimiento de 18% interanual y México, Chile y Colombia, con un alza por encima de 10%. También 2017 fue un año sin muy buenas noticias, porque las operaciones externas habían mejorado solo 1%, «lo cual muestra que el problema es persistente».
Los analistas coinciden en que el dólar alto no es todo y en que hay muchos factores que afectan -tanto o más que el valor del dólar- la competitividad. Enlistaron la presión tributaria, las regulaciones y la alta tasa de interés.
Un trabajo del Ieral menciona que de cada 100 dólares de comercio internacional, la Argentina solo capta 40 centavos, cifra que se reduce a 20 en el caso de los productos industriales. «Después de ocho años sin crecimiento en volúmenes exportados. Llevamos dos en los que las cantidades responden positivamente pero no están acompañadas por los precios».
Con sus acuerdos comerciales Argentina sólo abarca 9% del PBI mundial frente a casos como Chile, que suman el 70%. Elizondo subrayó que hay que avanzar en cadenas globales de valor que hoy representan 80% del comercio mundial. Solo 30% de las exportadoras argentinas (8000 en total) desarrollan ese capital vincular.
Este año regresaría el superávit comercial; las exportaciones crecerían cerca de 10%
Se regresaría a terreno positivo luego de dos años negativos y el superávit sería cercano a US$ 7.000 millones. La incertidumbre electoral impactará bien en este frente: las presiones cambiarias que traerían las elecciones impulsarían al tipo de cambio y, con él, a la inflación.