Por Federico Jelic
Algún día iba a suceder. El eterno debate que en Belgrano parecía asunto cerrado no vuelve a instalarse de lleno pero de a poquito toma espacio para ser volver a tratado en un futuro. A pesar que por idiosincrasia en Alberdi hay postura tomada y hasta blindada estatutariamente, el hecho que el ex presidente Armando Pérez, líder del proceso de saneamiento de la institución “Pirata”, actual director Ejecutivo y hombre fuerte por excelencia en tiempos actuales, haya declarado en favor de la posible instrumentación de las Sociedades Anónimas Deportivas, revolvió el avispero de una comisión directiva que como dialéctica fundamental avala al club como Asociación Civil sin fines de lucro.
Todo un tema, casi contradictorio con las últimas declaraciones públicas en Asambleas, con la aprobación del socio y del hincha como identidad intrínseca de no regresar a la naturaleza jurídica de “empresa” como ocurrió en tiempos de quiebra. Esa arista que es razón de orgullo podría tomar un vuelco, en realidad, más que nada por deseo de Pérez. Y por tratarse del hombre más exitoso e influyente del proceso contemporáneo, su frase casi a modo de deseo no pasó desapercibida en Alberdi.
Es que asamblea mediante, Belgrano reforzó como lema el hecho de ser un club social, incluso con la sentencia de que esa naturaleza solo puede ser modificada mediante otra asamblea extraordinaria con fines a dicho tratamiento. Incluso tomó partido en tiempos donde AFA pretendía fomentar el debate o el planteamiento de la circunstancia en reunión de Comité Ejecutivo. Finalmente no tuvo quórum para tener labor o tratamiento “parlamentario” en la casa madre del fútbol argentino, pero está claro figura en agenda del titular Claudio Tapia y algunos adláteres, con la supervisación o seguimiento de fondo del presidente de la Nación, Mauricio Macri. Las sociedades anónimas son su viejo anhelo, y que Pérez se haya sumado a esos vientos de cambio generó sentimientos encontrados en Belgrano, sobretodo de sus principales seguidores de este ciclo y dirigentes de primera línea de lo que fue su “gabinete” en tiempos de gerenciamiento y de entidad deportiva social también.
Una tribuna por un descenso
En el momento menos esperado, con Pérez sin tanto poder en Belgrano después del bleff que significó la responsabilidad por haber elegido como DT a Lucas Bernardi y los malos resultados consiguientes, Pérez volvió a declarar, de manera controversial. Se apartó un poco de la toma de decisiones, no tuvo injerencia en la llegada de Diego Osella (a cargo del manager Juan Carlos Olave y la comisión directiva) y poco y nada participó en los siete refuerzos que arribaron con la consigna de salvar al equipo del descenso.
El tema fue candente después. El histórico presidente emitió declaraciones en una emisora radial de Buenos Aires, donde critica en parte la gestión actual que conduce su discípulo Franceschi, y con una reflexión un tanto agresiva si se quiere, como poniendo en orden de prioridades un detalle institucional por encima de la comodidad del equipo en Primera División: fue categórico al imponer la necesidad de elección de la nueva tribuna por encima de la estabilidad en la máxima elite nacional.
“Al sueño de ampliar el gigante de Alberdi lo teníamos todos los hinchas, hicimos prolijas las cuentas y pudimos hacer la tan deseada tribuna, obra que ningún equipo de Córdoba hizo durante años. Nos comprometimos y la hicimos, pero eso tiene un costo y por eso no pudimos incorporar debidamente esta temporada. Eso se está pagando caro”, empezó diciendo el hombre fuerte de los cosméticos.
“Vinieron siete refuerzos, es mi duda cuánto salió para el presupuesto. La mano no venía complicada desde lo económico. En principio la tribuna traía un mensaje de trabajo grupal, cooperativo, donde entre la gente y el socio ponían una parte y la comisión ponía la misma cantidad. Pero fruto de esa campaña la gente puso seis millones pero las obras terminaron costando 90 millones. Ahí radica la primera parte del problema”, sentenció el ex titular del Comité Normalizador de AFA. Como poniendo responsabilidad una decisión en detrimento de otra. De una obra que quedará para la posteridad, hipotecando una parte de las arcas pero sobre todo poniendo en riesgo la categoría en Primera División. ¿Será así, realmente?
Fuertes declaraciones. Su política de austeridad y en no invertir locuras en refuerzos se vio amenazada cuando los promedios del descenso apremiaban. Volvió a insistir en la necesidad de invertir en las divisiones inferiores, y en no traer tantas incorporaciones de afuera, que terminan tapando a los jugadores propios. Pero su posterior respuesta fue categórica: “Me parece que una de las soluciones que pueden llegar a tener los clubes es que haya empresas que ayuden con los presupuestos que tienen. A algunos les servirá. En Belgrano no me animo a decir, vamos a ser una SA”. Fuertísimo.
“Córdoba tiene los hinchas, la masa societaria, los derechos de TV, la gente fiel, la trayectoria deportiva, infraestructura mejor que muchos clubes de Buenos Aires pero sin embargo sigue estancada en el mismo lugar. Solo ganamos torneos de Cuarta y Quinta división y en la Reserva”, concluyó, con un tiro por elevación a otras directivas pero sin ponerse el traje donde también quepa, ya que su modelo de gestión implicaba también el cuidado del bolsillo del club pero cuando los resultados no eran favorables, también apostaba a los refuerzos de jerarquía para mantener los números (en la tabla de posiciones) en orden. Igual, interesante mirada como para tener un mejor diagnóstico de la situación de Belgrano.
Belgrano y las SADS
Si de algo puede tener orgullo Belgrano, es en su identidad de mantener su filosofía como club social, con maratón, predio social, acciones solidarias e inclusivas y talleres culturales. De hecho, en una de las últimas asambleas se fijó la posibilidad de blindar la naturaleza jurídica del club, en los estatutos oficiales. Y que en caso de intentar cambiar esa condición, tendrá primero que superar la aprobación de la mayoría de la masa societaria en una asamblea extraordinaria.
Pero desde las esferas del club nunca pensaron en tomar esa dirección, incluso en tiempos de gerenciamiento, donde el actual presidente Franceschi acompañó a Pérez en todo el proceso de quebranto. Por eso la sorpresa de la actual comisión directiva con las declaraciones vertidas por el ex titular de la entidad. Parecía que estaba claro, como una filosofía, un estilo consolidado de operar y obrar con sentido social. De hecho se sumó al presidente de San Lorenzo Matías Lammens cuando Marcelo Tinelli junto a otros directivos apuntaban a instalar la apertura a las Sociedades Anónimas en AFA, debate que quedó solo en lo mediático y nunca se trató entre tablas, ya que los precursores nunca lograron juntar Quorum suficiente.
Todo eso, claro está, este romanticismo impera hasta que las finanzas naufraguen. Hoy Belgrano puede darse el lujo de ser una de las pocas instituciones con las cuentas claras, sin pasivos ocultos ni números en rojos. Por eso puede invertir en refuerzos de media temporada como lo viene haciendo, porque pocos estados resisten a lo que puede significar un descenso. Ahí, los replanteos a veces van por encima de la esencia del club. Belgrano lucha no solo por no descender sino también contra esas tendencias, a las que hasta el propio mentor de la criatura, Armando Pérez, parece haber sucumbido.