
El inicio de este año, eminentemente electoral, está signado por un gesto de radicalización por parte de la principal organización de estudiantes universitarios kirchneristas, encarnada por La Bisagra en la UNC.
El Movimiento de Participación Estudiantil (MPE), al que pertenecen los cordobeses de La Bisagra, renovó ayer con firmeza su apoyo a Nicolás Maduro y su régimen, en ocasión de la asunción del mandatario venezolano.
A pesar de las denuncias de tortura que pesan sobre el gobierno venezolano y de la dudosa legitimidad de los comicios celebrados en mayo pasado, los jóvenes K expresaron su “más sincero y fraterno saludo” a Maduro.
La alineación de los estudiantes K con el régimen chavista, hoy encarnado en Maduro, no es nuevo. Sin embargo, en un momento en el que el kirchnerismo intenta exhibir un barniz moderado ante el extendido rally electoral del 2019, el comunicado del MPE parece apostar por la versión más radicalizada del movimiento “nacional y popular”.
“Los intereses que promueven los brutales bloqueos económicos, políticos, jurídicos y hasta militares contra el Pueblo venezolano, son los mismos intereses que se alzan contra la humanidad como tal, contra la preservación del planeta y en favor de grandes trasnacionales financieras en desmedro de miles de millones de seres humanos en el mundos”, reza el comunicado.
“En Latinoamérica, aquí y ahora, se están jugando los destinos de la humanidad; nuestros pueblos se convierten así en las esperanzas de un mundo mejor. Tomando el legado del Comandante eterno Hugo Chávez… ¡Vivieremos y venceremos!”, concluye la declaración de los estudiantes K.
En Córdoba, La Bisagra se encuentra en proceso de debate sobre la elección del próximo rector de la UNC, que por primera vez se realizará a través del voto directo de toda la comunidad universitaria. Sin candidato definido, algunos nombres en danza son los de los decanos Mirta Iriondo (Famaf) y Gustavo Chiabrando (Ciencias Químicas) y el del ex decano Diego Tatián (Filosofía y Humanidades).
Asunción y repudios
Maduro, heredero político del extinto Hugo Chávez, asumió ayer un nuevo período como presidente de Venezuela, tras los cuestionados comicios adelantados que se celebraron en mayo del 2018 en el país sudamericano, de los que no participó el frente opositor.
Durante las últimas semanas se intensificaron los pedidos a Maduro para que desista de su asunción por parte de los gobiernos de distintas regiones del mundo, buscando una salida democrática a la crisis que reina sobre Venezuela e instándolo a convocar a elecciones libres y con todas las garantías.
Así se expresó la mayoría de los cancilleres del denominado Grupo de Lima, con excepción del gobierno mexicano que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Mientras tanto, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía anunciaron que a partir de ayer iniciarían una serie de acciones diplomáticas apuntando a que el gobierno de Maduro acepte la celebración de elecciones democráticas.
De la misma manera, el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) acordó “no reconocer la legitimidad del período del régimen de Nicolás Maduro”. El uruguayo Luis Almagro, secretario general de la OEA, expresó que “el régimen ilegítimo en Venezuela viola todos los derechos fundamentales de todos quienes no está de acuerdo con su dictadura”, agregando que “condenamos las continuas y sistemáticas torturas denunciadas por Human Rights Watch y el Foro Penal, y exigimos su cese inmediato”.
De la ceremonia de asunción participaron sólo cuatro mandatarios latinoamericanos: Miguel Díaz-Canel (Cuba), Evo Morales (Bolivia), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) y Daniel Ortega (Nicaragua).
El presidente argentino, Mauricio Macri, se expresó en duros términos sobre la asunción. “El victimario que se victimiza. Nicolás Maduro hoy intenta burlarse de la democracia. Los venezolanos lo saben, el mundo lo sabe. Venezuela vive bajo una dictadura” publicó el mandatario en su cuenta de Twitter.