Méndez se debate entre profesión y credibilidad política

El periodista que logró un sorpresivo segundo puesto en las elecciones municipales de 2015 esconde las pistas sobre el lugar que pretende disputar en la nueva ronda de renovación de autoridades. La única certeza: seguirá, un año más, encabezando su programa televisivo en Buenos Aires.

Tomás Méndez le imprimió su sello particular al periodismo televisivo cordobés con el cuestionado método de obtención de información a través de cámaras ocultas. El impacto de sus denuncias contra funcionarios y empresarios hermanados con la corrupción y el avance del narcotráfico en la provincia le reportó un grado de notoriedad pública en la víspera del año electoral que cerró con el triunfo del líder del PRO, Mauricio Macri, en las presidenciales.

El giro de su carrera profesional era previsible. Repitió el nombre de su programa –ADN- en la boleta única municipal de 2015. Como una muestra del efecto de su impacto en los medios, nueve puntos lo separaron del repitente Ramón Mestre. Méndez se alzó con la primera minoría en el Concejo Deliberante de la ciudad que, por cierto, perdió poco tiempo después de asumir, con la salida del bloque de su compañero de fórmula, el empresario Marcelo Pascual, tras haber sumado su voluntad para que el radical contrajera una deuda externa por 150 millones de dólares.

En los albores de su carrera política, Méndez y su bloque retaron a Mestre desde el recinto, sin desperdiciar oportunidad. Asumían, así, el mandato tácito de sus electores. La oposición fue tajante.

Con el correr de los meses y, tras perder musculatura por la atomización de ADN en dos bancadas, el espacio (reconvertido en Vamos) fue perdiendo protagonismo. Dejó de ser un problema para el mandamás del Palacio 6 de Julio, quien encontró el principal escollo en el fuego amigo. Juntos por Córdoba (UCR-PRO) cumplió más veces el rol de contra que de oficialismo. Probablemente la coincidencia no explique acabadamente el fenómeno, aunque la moderación empalmó con el regreso de Méndez al periodismo.

Con pantalla nacional, amplió su menú de denuncias. Los concejales Santiago Gómez y David Urreta asumieron la tarea legislativa prácticamente con dedicación exclusiva. La política se redujo a encuentros con referentes de fuerzas progresistas locales con miras a armar un frente para el 2019, del que no trascendieron más que frases hechas del tipo “buscaremos elaborar ejes programáticos en conjunto”.

Lo cierto es que a poco más de cuatro meses de la elección provincial, uno de los actores que mayor atención concentró en 2015 no da señales claras sobre el lugar que podría ocupar en la próxima carrera. Aún concentra buena intención de votos en las encuestas capitalinas, pero nadie se anima a asegurar que buscará una nueva oportunidad en la Municipalidad. Otras voces lo apuntaban en la compulsa provincial, en especial, por el régimen reciente de doble candidatura que garantiza al candidato a gobernador una banca en la Legislatura en caso de derrota.

La única certeza es que Méndez firmó contrato en Buenos Aires para seguir haciendo televisión por un año más. Quienes lo conocen aseguran que su gran amor es el periodismo y no desperdiciará la oportunidad de trabajar de lo que le gusta.

Ahora bien, si el periodista aprovecha su reinserción en el sistema de medios para dejar la política podría enfrentarse a algunas impugnaciones. ¿Usó la política para volver al periodismo? Una pregunta que quizás debería responder si opta por la negativa. Seguramente, Méndez se encuentre entre los anotados en el 2019 con el objetivo de apostar por la coherencia entre sus dichos y decisiones.

Un ejemplo reciente lo ofrece la exrectora de la UNC, Carolina Scotto, quien pese a tener militancia y trayectoria en la política universitaria dilapidó chances futuras con la renuncia a su banca en Diputados.