El precio del dólar en Argentina es una suerte de obsesión generalizada; hay interés permanente por saber qué es lo que puede saber. En los últimos meses el comportamiento fue muy variable, con alzas importantes y bajas en determinadas semanas.
Luego de un octubre calmo, en noviembre el tipo de cambio volvió a registrar turbulencias. El mercado mostró sensibilidad al recorte marcado del diferencial de rendimiento esperado entre inversiones en pesos y en moneda extranjera. En el corto plazo, la evolución del precio del dólar estará condicionada no sólo por la política del BCRA vinculada con las tasas que pagan las Leliq, sino también por lo que suceda con las expectativas de devaluación, las primas de riesgo (de emergentes y del plus que paga la Argentina) y con las tasas de Estados Unidos.
Gustavo Reyes, economista del Ieral, plantea que se necesita que las expectativas de depreciación del peso se moderen en forma significativa para que la trayectoria descendente de las tasas que pagan las Leliq no altere la relativa calma del mercado cambiario. En la medida en que eso no ocurra en la magnitud esperada, el Central se enfrentará a una disyuntiva entre el objetivo de bajar las tasas de interés locales y mantener la estabilidad del precio del dólar.
El informe aclara que la comparación de precios de bienes y servicios entre países no es sencilla ya que debe realizarse entre productos completamente homogéneos y obviamente lo que se compare, debe estar valuado en la misma moneda. Por esta última razón, el valor del dólar siempre resulta muy importante a la hora de determinar si Argentina está cara o barata con respecto a otros países.
El Ieral comparó cerca de 50 precios de bienes y servicios producidos por reconocidas marcas y/o cadenas internacionales que son exactamente iguales en todo el mundo. Las economías donde se relevaron las muestras fueron Mendoza, Londres y París; los precios locales en noviembre, resultan en general más bajos que en Francia e Inglaterra.
En términos de promedio, los precios de la economía del país se encuentran bastante más baratos que en Agosto del 2017 pero muy parecidos a los del mes de Julio de este año cuando el precio del dólar tuvo el primer salto.
En el mediano y largo plazo, los determinantes del tipo de cambio están más relacionados con la llamada “paridad de poder de compra”. En este sentido, la referencia del Big Mac sigue siendo extremadamente útil. Uno de los problemas generales que tiene la aplicación es que no toma en cuenta las diferencias de productividad entre los distintos países. La mayor productividad en los países más ricos, les permite pagar mejores salarios a sus empleados sin perder competitividad aún con precios más elevados.
Como consecuencia de esto, los precios al consumidor en la mayoría de estos países son sistemáticamente más altos que en los países más pobres. Esta relación de precios más altos en países con mayor PBI per cápita (productividad) también es válida para los precios del “Big Mac”. Un segundo problema del indicador de tipo de cambio “Big Mac”, pero que es exclusivo de Argentina, estaba dado por una antigua regulación que estableció el gobierno anterior en el precio, pero que ya fue removida.
Considerando la diferencia de precios en dólares de la hamburguesa y corrigiendo por la brecha de productividad entre la Argentina y Estados Unidos, se tiene que el actual tipo de cambio se encuentra algo por encima de la paridad de equilibrio, estimada en torno a 36 pesos por dólar.
En el caso que efectivamente la economía sí experimente algún tipo de shock, la dinámica de mediano plazo del tipo de cambio podría alterarse dependiendo del signo y de la magnitud del mismo. Shocks externos negativos (subas en las tasas de interés internacionales, menores precios de exportaciones, mayor riesgo de países emergentes, etc.) impulsarían una dinámica del tipo de cambio mayor a la de la inflación y viceversa, señala el reporte.