Por Felipe Osman
El sindicato capitaneado por Mauricio Saillen celebró el sábado, en Forja, su fiesta de fin de año. El evento, que todos los años cuenta con la asistencia (casi) obligada de los recolectores, no vendría al caso de no ser por un “pequeño” detalle: fue programado por la conducción del Surrbac el mismo fin de semana en que debutaba el nuevo servicio de recolección. Desde luego, esto no es casual.
El nuevo esquema de recolección que arrancó –justamente- el sábado cuenta con la participación de tres prestadoras, en lugar de las dos que se encontraban a cargo del servicio desde que la estatal Crese fue reducida a su mínima expresión por el Palacio 6 de Julio y cedió sus contratos a Lusa y Cotreco.
Desde el fin de semana se sumó a éstas LAM, compañía perteneciente al grupo Solvi, de capitales brasileños, y que se encuentra a cargo de la recolección en el área central, único sector de la ciudad que recibe la prestación los domingos.
Durante los últimos meses se profundizaron las deficiencias en la prestación y, junto a éstas, aumentaron los reclamos de los vecinos. El pasado fin de semana no era sólo uno más para la administración que encabeza Ramón Mestre, sino el momento fijado por el Palacio 6 de Julio como punto de inflexión para que el servicio de recolección –punto flaco de la actual gestión- empezara a mejorar.
Desde la Secretaría de Servicios Públicos se pidió paciencia a los vecinos. Había que esperar hasta el 1 de diciembre y, junto al nuevo servicio, se revertiría ésta situación. Con una flota de camiones en su gran mayoría renovada y con nuevos contenedores para reemplazar los perdidos y “extraviados”, la infraestructura que aportaron las concesionarias prometía dar un buen espaldarazo para que la recolección empezara a mejorar. Y seguramente mejorará, pero si no se pierde de vista un elemento clave en la ecuación: el Surrbac.
Saillen tomó el calendario y eligió, para festejar junto a sus representados el final de año, el mismo día que Mestre eligió para presentar el nuevo servicio de recolección. Desde luego, el festejo implicó –este año, como todos- que buena parte de la mano de obra de la que LAM necesitaba servirse para prestar el servicio no fuera a trabajar; principalmente en el primer recorrido, que comienza a las 06:00 am.
Esta fue la forma en que el Surrbac eligió presentarse a sus nuevos empleadores: marcándoles la cancha. Anunciándoles que el sindicato será quien decida, y las prestadoras quienes acompañen en lo que hace al servicio, y no al revés.
Este es un problema central en la recolección. El proceso licitatorio que ha llevado adelante la actual administración, aún con sus dilaciones y traspiés, ha logrado concesionar un servicio que no se adjudicaba desde la gestión de Rubén Martí al frente del municipio, y para gerenciarlo se han elegido a tres prestadoras. No al Surrbac.
La nueva flota y demás mejoras en infraestructura son un elemento necesario, pero no suficiente para que el servicio de recolección vuelva a ser bueno. Para ello el municipio tiene que lograr que el sindicato de recolectores no entorpezca el servicio ni disponga de él como mejor le convenga. No es una gesta sencilla. Pero vale decir que el capítulo gremial es, probablemente, uno de los mejores dentro de la administración mestrista. Baste con decir que la UTA, que tantos dolores de cabeza dio a los cordobeses, lleva ya un año y medio sin dejarlos a pie. Y este ha sido un logro de la actual gestión municipal.