Por Federico Jelic
Estamos acostumbrados a que la clase dirigencial en el fútbol cordobés sean cuestionadas solo por sus acciones en sus clubes y además por su vida privada o empresas particulares, sea con negociados u otros asuntos que levantan sospechas. En este caso, es el primero con el cuál se juzga y condena a un presidente por una causa en su gestión al frente de la entidad que conducen, en este caso, con Instituto como protagonista, motivando no solo su detención por su condición de ex dirigente con una condena excarcelable sino que también conlleva prisión efectiva. Estamos hablando de Juan Carlos Barrera y su hijo Iván, por actuaciones que tuvieron como primer foco la interacción de su empresa de transporte de caudales con la institución que presidían, en este caso por dos mandatos, pero con una situación o incidente particular que terminó de sellar su suerte.
Y todo tiene que ver con la venta de Paulo Dybala. La “joya”, hoy brillando en Juventus de Italia y Selección de Italia, cuya transacción nunca fue muy clara del todo, pero que a raíz de ese episodio se destaparon varias ollas con relación a los manejos del club, que terminaron primero finalizando su proceso sino que después les valieron pagar sus cuentas ante la Justicia.
De ahí en más fue todo un tormento para los Barrera al punto que tuvieron que dimitir en sus cargos sin finalizar el segundo mandato. Y eso que fueron reelegidos casi sin oposición electoral en las urnas en 2011. Lo que representaba un cambio renovador después del post Diego Bobatto-Santiago Cemino y Juan De Dios Castro, finalmente se derrumbó tras una serie de internas, algunas irregularidades institucionales más un gobierno personalista los terminó auto acorralando en un callejón sin salida. Como postre de esa gestión, hubo primero una condena y ahora otras detenciones que los vuelen a ubicar en el lugar más incómodo de todos.
El Barrera de antes
Antes de toda esta maraña jurídica, hubo una historia. Barrera fue proclamado presidente de Instituto en 2008 con el partido “Integración Albirroja”, con un reñido escrutinio, desbancando al oficialismo de años, al núcleo “Juan Laserre”, comandado por Juan De Dios Castro, por apenas 85 sufragios. Fue todo un suceso, ya que en ese entonces, Bobatto y compañía lucían con todo el poder, finalizando una era particular que también tuvo sus episodios singulares. Su primer ciclo contó con aprobaciones de los socios, con obras en el estadio y en el predio de la Agustina más planteles competitivos, por lo que no sorprendió demasiado que tres años después, en 2011, lograra fácilmente su reelección. En ese ciclo lo acompañaron los denominados “palqueros” como Francisco Ruiz, Theaux y otros socios notables que descontento con los manejos personalistas de Castro y Bobatto, apoyaron el cambio.
En 2011 “Instituto más club” se llamó el bloque oficialista de Barrera, que superó sin obstáculos a “Revolución Albirroja”, dirigida por Ricardo Morellato, venciendo en la contienda electoral con el 78 por ciento. Más legitimidad, imposible. De hecho ese año se conformó el último gran plantel profesional, con Darío Franco a la cabeza como DT y un descubrimiento incipiente como Paulo Dybala, la “joya” de la sin inferiores que invitó a soñar a todos. El ascenso a Primera División se perdió increíblemente en la última fecha pero el recuerdo aún perdura.
Sin embargo, tras esa campaña, todo lo bueno se fue desmoronando en un efecto dominó sorprendente. Y en eso tuvo que ver la venta de Dybala como piedra principal, que salió a la luz en un momento delicado, que a pesar de que terminó con un ingreso de dos millones de euros limpios netos al club por un juvenil de apenas 10 partidos, ya que se terminaron de ventilar otros negociados que enardecieron a propios y extraños.
Claro, resulta que Dybala fue vendido en esa cifra al empresario Gustavo Mascardi y a la empresa Pencilhill, con sede en Irlanda y las sospechas de siempre fueron que Barrera formaba parte de la operación en ambos costados del escritorio. Esta empresa después trianguló la operación y lo puso en Palermo de Italia, en una cifra cercana a los 10 millones de euros, aunque por algunas desavenencias con el polémico presidente de esa institución, Zamparini, incluso cobró más. Por supuesto, a medida que pasaban las fechas, el equipo de Alta Córdoba avanzaba en las posiciones y Dybala descollaba partido a partido, el hecho de saber que ya estaba vendido (incluso con dinero cobrado) despertó sospechas, enardeció a muchos hinchas y se generó un clima adverso, una novela de todos los días que terminaron desgastando a Barrera y su relación con sus pares de comisión (incluso algunos que bien pudieron ser inversores de dicha operación). Se lanzó en un tobogán sin fin que terminó con la salida del presidente y de su hijo Iván, interrumpiendo su mandato en 2013, con tres meses de deuda al plantel bien en pie de guerra con otros dirigentes de su trinchera y de la oposición. Lo reemplazó interinamente Daniel Peralta.
Llegó la Detención
En 2016 el fiscal Senestrari imputó a los Barrera por movimientos financieros que se realizaron con un alto nivel de informalidad, sin contratos ni la intervención obligatoria de la Comisión Directiva del club. El primer paso fue por su empresa de caudales, pero después todo fue llevando a acciones en la institución, como por ejemplo, la que se suma en la actualidad, en su carácter de presidente. La denuncia, investigada ahora por el juez Bustos Fierro, figura el análisis de una serie de manejos supuestamente irregulares realizados por los Barrera, como empréstitos, financiamiento y cheques. Se les cuestiona el otorgamiento de préstamos que su empresa familiar le habría concedido al club, que lo habría endeudado en más de 7 millones de pesos. En su momento su hijo Iván cumplió condena efectiva en Bower y el padre de la familia, apenas detención domiciliaria por su avanzada edad.
En ese sentido, en un tiempo se los acusó de tener una tesorería paralela, por ejemplo, y que la onerosa recaudación del partido ante River Plate en el Mario Kempes, igualdad 0 a 0, fue a parar a su empresa y no a las arcas del club. Pero según cuentan los entendidos, el incidente que terminó de sepultar sus aspiraciones dirigenciales fueron algunos desencuentros con el presidente de AFA, Julio Grondona. Sus habilidades discursivas y políticas llevaron fácilmente a Barrera a ser miembro del Comité Ejecutivo de AFA, de que su empresa facilitara servicios de venta y logísticas de las entradas en la Copa América 2011 en la sede de Córdoba y el Mario Kempes. Pero el hecho de interferir en la financiera de AFA, desde Buenos Aires, para facilitarles cobros de cheques a dirigentes de otros clubes, fue suficiente como para ser corrido del camino sin contemplaciones.
Los Barrera están imputados por delitos como intermediación financiera no autorizada, lavado de activos y estafas a ahorristas que a la postre han sido resarcidos.
Sobre Dybala, siempre fue tajante. Se vendió a un juvenil con apenas siete partidos profesionales en la B Nacional, con ingresos cobrados en euros casi al instante, al mismo club que Talleres y Belgrano tuvieron que recurrir al TAS de FIFA para cobrarle los derechos de formación y Mecanismo de Solidaridad por Javier Pastore y Franco Vázquez, respectivamente.
Otra vez tras las rejas
Una reunión en el bar Strobel fue motivo suficiente como para otra vez ser detenidos por peligrosidad procesal, en este caso por entorpecimiento de la investigación, según Bustos Fierros. Es que los Barrera habían mantenido un diálogo con Néstor Massei, en ese entonces miembro de la Junta Representativa, cargo que también ostenta hoy en la comisión directiva, que había denunciado supuestas irregularidades financieras. De acuerdo a la óptica del magistrado, habían inferido e influido en su declaración, ya que de acuerdo a las fechas, al otro día debía ampliar o hacer un nuevo descargo con respecto a esa denuncia. Curiosamente al otro día no se presentó a declarar, por razones de salud, motivo por el cual desde la Justicia entienden que hubo o pudo haber persuasión en la causa.
Barrera estuvo en la cresta de la ola en Instituto y después se despidió por la puerta de atrás, con una comisión que le dio la espalda por sus manejos personalistas y algunos con irregularidades financieras. Su final hoy es todo un síntoma, donde el inicio de todo fue nada menos que el máximo orgullo contemporáneo, la “Joya” Paulo Dybala.