Por Gabriela Origlia
Desde este mes, con la vigencia del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central instrumentó su nuevo esquema de política monetaria basada en una meta de base monetaria y abandonó la de meta de inflación. En esa línea, por primera vez este mes, no hubo asistencia del Central al Tesoro.
Para que la base monetaria se mantenga constante en términos nominales hasta junio es clave que el Tesoro Nacional no requiera asistencia, concretamente que desaparezca el financiamiento monetario del déficit fiscal. Un informe del Iaraf analiza el impacto del cambio de conducta de la autoridad monetaria.
El Central aclaró en su último informe de política monetaria (IPOM) que los factores de creación de base monetaria que en el pasado explicaron el aumento de los pasivos remunerados debido a la necesidad de esterilizar una parte de dicha expansión no estarán presentes en esta nueva etapa.
Así, mientras que las compras netas de divisas (principalmente al sector público) y las transferencias al Tesoro en concepto de adelantos transitorios y remisión de utilidades alcanzaron una magnitud cercana al 4% del PIB entre 2016 y 2017 (años en los que creció el stock de Lebac), para los próximos años no se prevén ni compra de divisas ni financiamiento al Tesoro, en un contexto en el que existe el compromiso por parte del Gobierno Nacional de eliminar el déficit primario próximos años no se prevén ni compra de divisas ni financiamiento al Tesoro.
Hasta el anuncio de junio, las transferencias habían acumulado $69.900 millones. En los últimos cuatro el Tesoro Nacional canceló $39.400 millones de adelantos transitorios, con lo cual el monto transferido hasta mediados de octubre alcanzó a 0,2% del PIB (unos $30.500 millones). Se viene de un promedio de 3% del PIB en los últimos ocho años.
En lo que va del año el Tesoro realizó compras netas de divisas al Central por $64.404 millones. Este comportamiento dista del que se mantuvo en los últimos dos años, donde el Tesoro conseguía dólares por la vía del endeudamiento en los mercados internacionales y luego se los vendía al BCRA. Desde que comenzó la corrida cambiaria en mayo, efectuó compras netas al BCRA por unos $220.944 millones (explica el resultado negativo del intercambio de divisas).
Hasta abril, el Tesoro había recibido $201.911 millones por parte del Central, $156.540 millones por venta de divisas y $46.500 de manera directa a través de adelantos transitorios. Cuando comienza la corrida en mayo, el Tesoro revierte la cuenta de venta de divisas y pasa a ser comprador neto para efectuar el pago de amortizaciones.
A partir de julio y en el marco del primer acuerdo con el FMI también revierte la cuenta de adelantos y comienza a amortizar los vencimientos. El resultado global acumulado de la emisión presenta dinámica descendente mes a mes y pasa a terreno negativo a finales de septiembre.
Con el acumulado de octubre, que es equivalente a una contracción neta por operaciones entre el Tesoro Nacional y el BCRA de $48.621 millones, se alcanza de forma consecutiva el sexto mes contractivo en términos netos (de mayo a octubre), lo que no se daba desde febrero 2009.
Pensando en la regla de base monetaria constante, la anulación de este factor de emisión es crucial. En efecto, en relación al stock de Leliqs, va a crecer en función de la dinámica que tenga la tasa de interés que las remunera y de la eliminación total de las Lebacs, que al terminar en diciembre acrecentarán el stock de Leliqs.
“Al no haber financiamiento monetario del déficit, desaparece la fuente principal de emisión de pesos. Es clave cumplir paralelamente con la regla de eliminación del déficit fiscal, de modo tal de lograr consistencia y evitar una presión tributaria creciente o un endeudamiento creciente por parte del Tesoro. El problema de fondo es el déficit y mientras no se elimine no se eliminarán todas las distorsiones que su financiamiento genera”, señala el reporte.