Por Yanina Soria
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Cuando una primera y rápida lectura pos muerte de José Manuel de la Sota hacía suponer que sin el único interlocutor con el PJ jugando en escena, el cristinismo cerraría definitivamente la puerta a un intento de coalición con el peronismo cordobés, hoy la situación parece ser otra.
La realidad indica que del lado de Unidad Ciudadana Córdoba (UC), sus principales exponentes, no sólo no desestimaron aún esa posibilidad sino que buscan mantener encendida la llama del diálogo con algunos dirigentes de Unión por Córdoba (UPC), con los que venían manteniendo contacto en el marco de una estrategia nacional de acercamiento entre el ex candidato a presidente y la ex mandataria, Cristina Fernández de Kirchner (CFK).
Hay vocación de diálogo con el pejotismo cordobés, insisten los referentes K que hoy ocupan cargos electivos en Córdoba y en el Congreso nacional, que son también peronistas y que por ende les resulta atractiva la idea de una aproximación con el partido. Además, dicen cargar con la responsabilidad política de conversar con todos los sectores.
Sin embargo, esa intención de acercamiento provoca fuertes tensiones con aquellos sectores de UC que no son peronistas y que lejos están de barajar siquiera la posibilidad de una alianza con el PJ. Allí se ubican fundamentalmente las organizaciones que componen el universo K en Córdoba, un segmento de la militancia más conservadora, y en menor medida, una parte de los partidos que aportan sus sellos a la marca cristinista.
Las primeras, se reunirán el próximo 27 de octubre en una parada previa al encuentro provincial previsto para el 17 de noviembre, donde harán público –entre otros puntos- su expreso rechazo al camino de unidad con el peronismo como alternativa para el 2019.
En tanto, se espera que los partidos saquen en breve un documento en esa misma línea aunque con una posición menos dura.
Lo cierto es que al no existir en Córdoba una conducción clara del campo nacional y popular, y ninguno de sus exponentes es reconocido como síntesis de todas las tribus que componen el rompecabezas, todas las posiciones tienen el mismo peso dentro de la estructura política. Excepto que sea la propia Cristina, su hijo Máximo o, en su defecto, el referente del Instituto Patria, Oscar Parrilli, quien ordene desde Buenos Aires un avance con el peronismo, la puja seguirá latente.
Desde la vereda de quienes abonan la idea ir con una oferta propia el año que viene, sostienen que el principal componente del electorado K en la provincia mediterránea es un votoprogresista de centro izquierda no peronista.
Por eso, entienden que una posible fusión con el oficialismo provincial sería un error y se preparan para resistir futuros nuevos pases a las filas del schiarettismo.
En esa línea, tampoco preocupó demasiado el traspaso del último candidato a la gobernación por el kirchnerismo, Eduardo Accastello, a UPC.
Quienes alzan la bandera de la no unidad con el pejotismo, insisten con la idea de que los votos en Córdoba los tiene CFK, más allá de quien encabece la boleta. Por eso, muchos no terminan de comprender cómo sería el entramado político en Córdoba si a nivel nacional no hay alianza entre el sector que abona Schiaretti y la ex presidenta.
En cambio, los más aperturistas, entre ellos, el propio Carro, Martín Fresneda y Gabriela Estévez, entre otros, aclaran que sólo podría darse un entendimiento político con Schiaretti si existen coincidencias programáticas.
Ocurre que del otro lado del mostrador, el destinatario de esos mensajes pareciera estar en una frecuencia política distinta.
Por ahora, desde el partido no quieren saber nada con amalgamarse con lo que consideran un espacio político diferente, ajeno al PJ, y encima comandado por quien Schiaretti rechaza de plano como posible socia del Peronismo Federal.
El peronismo cordobés no termina de digerir, por ejemplo, los dichos del diputado Pablo Carro cuando se refirió a De la Sota en una charla frente a su militancia en la capital cordobesa: “Hoy Cristina está conversando con De la Sota. Nosotros tenemos que tener eso muy claro. A mí se me revuelven las tripas si me dicen `tenés que ir a sentarte con De la Sota`”, había dicho.
En realidad, la estrategia política de UPC, se sirve más firmar pases individuales de dirigentes peronistas, como pasó con Accastello, que puedan estar hoy enrolados en el kirchnerismo que hablar de una aproximación del PJ con Unidad Ciudadana. No obstante, aún nada está escrito y nadie descartaría ninguna chance hoy.