Rogelio Frigerio, Ministro del Interior, recibió esta semana a Juan Schiaretti en la Casa Rosada y allí rubricaron una adenda al Consenso Fiscal al que todas las provincias, a excepción de San Luis, adhirieron el año pasado. Este agregado al pacto originario tiene por fin suspender algunas de sus cláusulas, recuperando así las Provincias parte de la potestad tributaria inhibida por el Consenso sin quedar excluidas de los beneficios que éste les reporta. Pasando en limpio, esta adenda fue la última prenda que Schiaretti impuso al Gobierno nacional para respaldar el presupuesto 2019 en el Congreso.
Al mismo tiempo, la Provincia anuncia la ampliación de sus programas sociales. Desde el Centro Cívico explican que la demanda de planes de asistencia social se ha acentuado en los últimos meses, y actualmente hay 84.000 familias alcanzadas por la Tarjeta Social, cerca de un 20% más que en 2017. Ese año, se destinaron a este plan 400 millones de pesos, cifra que ascenderá a 900 millones durante 2018.
“Puede haber crisis y merma de ingresos, pero no voy a dejar que los cordobeses pasen hambre y voy hacer todos los esfuerzos que estén a mi alcance para cuidar de los que menos tienen”, agregó el Gobernador, tras los anuncios.
Existe, seguramente, más de un motivo para que el Gobierno Provincial decida ampliar sus programas de asistencia social.
El primero, desde luego, será el aumento en la demanda de este tipo de programas que los sectores más carenciados reclaman al Estado Provincial en el marco de una crisis económica que no deja de profundizarse. Demandas que, por otro lado, no serán satisfechas por un Estado Nacional que arrastra un pesado déficit fiscal. Y que, trascartón, está obligado reducir. De no hacerlo, el Fondo Monetario Internacional podría cancelar un nuevo desembolso que le permita mantenerse “a flote”.
Pero por otro lado, profundizar el perfil social de su gestión permitirá al mandatario provincial eludir las acusaciones de quienes quieren ponerle el mote de “socio del ajuste”.
Schiaretti legítimamente comprende que es necesario dotar al Gobierno nacional de un presupuesto que le permita afrontar un complejísimo escenario el año próximo, a pesar de que parte del peronismo pretenda ver en esto una “complicidad” con la administración encabezada por Mauricio Macri.
De hecho, en más de una oportunidad el mandatario provincial ha criticado en durísimos términos las medidas económicas adoptadas por el presidente y el “mejor equipo de los últimos 50 años”. Recuérdese, por ejemplo, la penúltima visita Macri a Córdoba, cuando a comienzos de agosto ambos participaron del acto por el 41º aniversario de la Fundación Mediterránea. El presidente llegaba entonces a la provincia después de una impresionante corrida cambiaria y en los micrófonos el gobernador fustigó con severidad su gestión al tiempo que tomó distancia de la decisión de recurrir al FMI.
“Aunque no tenían la obligación, fueron al Fondo sin consultarnos. Esa decisión fue del Gobierno nacional y, por lo tanto, es suya la responsabilidad de las consecuencias”, apuntó. Luego, recordó también la impericia del equipo económico nacional “¿Alguien pensaba que se podía mantener esta tasa de interés o hacer esa bomba de Lebacs sin terminar en una devaluación? ¿Alguien pensaba que se podía aumentar tanto la deuda pública a cortísimo plazo sin que esto presionara al principio hacia abajo el tipo de cambio y, después, cuando todos quisieran salir para hacer su ganancia en dólares, no terminaría en devaluación?”, se preguntó.
No resulta difícil comprender que Schiaretti está muy lejos de compartir el manejo de la economía llevado adelante por la Casa Rosada. Más bien, resulta forzado pretender asimilar la postura del gobernador a la del presidente. Pero aún así, hay quienes lo intentan.
Entonces: ser y parecer. Ambas resultan importantes.