Por Felipe Osman
José “Pepe” Pihen, legislador de Unión por Córdoba y secretario general del SEP y la CGT Chacabuco, celebrará hoy un plenario provincial al cual concurrirá un buen número de organizaciones del interior cordobés. El propósito –formal- del encuentro será poner fecha a una “gran marcha provincial” contra las políticas económicas llevadas adelante por el Gobierno Nacional.
La reunión llega después de una serie de encuentros que la central conducida por Pihen viene promoviendo para elaborar un diagnóstico sobre de las adversidades que tales políticas están provocando entre los trabajadores.
Sin embargo, tanto en el convite de hoy como en la marcha provincial a la que este pondrá fecha puede leerse una respuesta del sector gremial más cercano al Gobierno de la Provincia a la reciente cohesión sindical de sesgo K de una buena porción del gremialismo cordobés, que ha empezado a arrimarse a la CGT Rodríguez Peña, conducida por Mauricio Saillen (Surrbac).
El primer síntoma indiscutible de esta suerte de “polarización gremial” tuvo lugar al pasado miércoles 15 de agosto, cuando el Surrbac, el Suoem, y el Soelsac (conducido por Sergio Fittipaldi, secretario general de las 62 organizaciones), entre otros gremios, se sumaron a la marcha convocada por el sindicato de Luz y Fuerza.
Si bien la movilización convocada por Gabriel Suárez (secretario general de Luz y Fuerza) tenía por principal consigna el rechazo a la adopción del nuevo marco regulatorio de la energía eléctrica propuesto por el Ejecutivo provincial –que para Suárez conllevaría la privatización parcial o total de Epec-, se advirtió tanto en la participación de otros sindicatos como en los alegatos que cerraron la protesta, que el rechazo a los manejos económicos del oficialismo nacional fue el común denominador entre todos los partícipes.
Pero incluso más allá de los cuestionamientos hacia las políticas económicas desplegadas por Mauricio Macri y sus alfiles, que -prima facie- parecen constituir el principal elemento aglutinante de esta incipiente cohesión de un sector gremial de sesgo K, existen otros factores, particulares para cada referente, que la alimentarían.
Gabriel Suárez, por ejemplo, se encuentra en medio de un conflicto con la Provincia de Córdoba que ha puesto en jaque al arcaico convenio colectivo lucifuercista, en el que pretende introducir una serie de modificaciones que tornen más eficiente la prestación del servicio, que resulta ostensiblemente más costosa que en el resto de las provincias. Otro capítulo dentro de esta contienda es la reforma del marco regulatorio eléctrico.
El acercamiento de Suárez a Saillen y su CGT bien podía explicarse como una necesidad de secretario general de Luz y Fuerza de fortalecerse para afrontar esta coyuntura. Más aún si se tienen en cuenta versiones que indican que, puertas adentro, Suárez no goza de un amplio respaldo de sus bases, lo que intentaría compensar con el apoyo de otros sindicatos.
Los clanes Saillen y Moyano, íntimamente enemistados desde que los primeros arrebataran el Surrbac a los segundos, han iniciado un acercamiento táctico. Con sus páter familias asediados por causas judiciales, es momento de negociar una paz para unir fuerzas ante un “enemigo” común, la Justicia.
Recuérdese también que el propio Suárez se alejó de la CGT Rodríguez Pena de los Saillen después del “conflicto UTA” de 2017. Aunque el líder lucifuercista no abandonó entonces formalmente la central, si lo hizo en los hechos, al lanzar su propia “mesa de trabajadores”.
Pero este conjunto de circunstancias excepcionales parece haber creado el caldo de cultivo necesario para que la amistad entre estos “capos” sindicales vuelva a reinar, insinuando el renacer de un polo gremial K. Aunque debe señalarse que, como cualquier armado surgido de una situación coyuntural, su fortaleza debe ponerse en cuestión.
En este marco deben leerse los nuevos movimientos de Pihen, buscando recobrar el protagonismo cedido durante los últimos meses, disputando territorio a este novel armado gremial de sesgo K. Y será seguramente a este espacio, liderado por el secretario gremial del SEP, al que Unión por Córdoba apostará para cimentar su base sindical, y en el que buscará su masa crítica para crecer en el plano gremial.