Cuadernos no tapan la crisis económica y ya hay redefiniciones con el FMI

Cae la actividad y suben el dólar y la inflación. Desde fines de abril el país no puede salir de la incertidumbre.

Por Gabriela Origlia

Quien crea –y los hay- que los cuadernos de las coimas se ventilan y ganan espacio en los medios para tapar la realidad económica, se equivoca. Es así porque los problemas tienen la magnitud necesaria para ganarse la atención por sí mismos: caída de la actividad, inflación que sigue en alza, suba del dólar y planteos sobre la necesidad de reconducir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los primeros tres meses de este 2018 le hicieron pensar al Gobierno nacional que iba a romper la maldición de los años pares (no electorales), pero el encantamiento se rompió en abril cuando comenzó una abrupta devaluación, corrida y negociación con el FMI. Desde entonces hasta ahora el camino es el de la incertidumbre y la inestabilidad.
A medida que el dólar sube el planteo de muchos era que se cortaría la demanda del público pero eso no pasa y las dudas en vez de despejarse, crecen. El último informe del Banco Central marca que en julio la “fuga de capitales” siguió: U$S 3.351 millones, cifra que marca un alza de 35% interanual.
De ese monto, la compra de dólares para atesorar de particulares y empresas fue de U$S 2.384 millones, sólo US$176 millones fueron de empresas. O sea, el dólar a $30, $31 no desalienta a los argentinos.
En esa dinámica, del primer desembolso del FMI debieron usarse U$S 3.164 millones para tratar de estabilizar el mercado cambiario; además –por los vencimientos en dólares- se usaron US$3885 millones de las reservas.
Aunque el estudio de Orlando Ferreres anticipó que la caída de la economía en julio no será tan pronunciada como la de junio, el dato del sexto mes del año fue fuerte: la actividad se derrumbó 6,7% interanual. Lo dicho, en el primer trimestre el crecimiento era de 3,6%, en abril arrancó la baja y se aceleró después. Pegaron la sequía y la devaluación.
En el oficialismo ya admiten que podría haber un semestre más de baja; es que la construcción (el motor que venía tirando del resto) y el consumo (que nunca en la era de Mauricio Macri fue responsable del impulso) están planchados. Con tasas de interés arriba del 40% tener expectativas en la industria es irreal.
En este contexto, seguirá la maldición de los años pares. La caída de los salarios ya es un hecho; habrá pérdida de poder adquisitivo (en algunos sectores, por supuesto, más que en otros) y, por supuesto, eso arrastrará al consumo.
Una consultora, Elypsis, hace relevamientos semanales de precios y, el último, mostró una aceleración de la inflación y la estimación es que en este agosto el piso es de 3% y el techo de 4%. De esta manera podría superar los valores de junio (3,7%) y junio (3,1%). Para Elypsis la inflación de los últimos 12 meses es de 34,8%; el segundo país –detrás de Venezuela- con el número más alto del mundo.
En este contexto –aunque todavía no formalizado- hay un rediseño del programa acordado con el FMI, que incluye novedades tales como la utilización de reservas para desarmar el stock de Lebacs en manos de particulares, un aumento de la presión impositiva sobre el sector exportador y un relajamiento del compromiso del Tesoro de rescatar deuda intransferible en manos del Banco Central.
El economista Jorge Vasconcelos del Ieral recuerda que en el memorándum que tiene vigencia desde junio se incluía una cláusula para “situaciones disruptivas” que es la que se gatilló. Menciona que no pasó sólo por la crisis de Turquía sino por las dificultades para renovar vencimientos locales de deuda y “una recesión que se anuncia mayor a la prevista por el Gobierno, que habrá de afectar la recaudación tributaria”.
Macri dijo que los cuadernos de las coimas pueden profundizar la recesión. Hasta hace tres semanas –durante la Convención Industrial en Córdoba- desde el Gobierno negaban esa posibilidad y rechazaban que los Programas de Participación Público Privada se vieran afectadas. Una mirada, una vez más, despegada de lo que ya se venía gestando.