Detrás del trending topic

La noticia que se viralizó el martes, dando cuenta de que un disco de grandes éxitos del grupo Eagles desplazaba al “Thriller” de Michael Jackson del trono del álbum más vendido de la historia, no resulta llamativa si se especifica el ámbito geográfico que limita ese récord: los Estados Unidos.

Por J.C. Maraddón
jcmaraddon@diarioalfil.com.ar

Jackson La popularidad mundial de la música estadounidense es el reflejo de la importancia que cobró ese país como potencia internacional, sobre todo a partir de 1945. Su consolidación como polo del desarrollo capitalista coincidió con el surgimiento del rocanrol, un movimiento que excedió largamente lo musical y que más bien catalizó la rebeldía juvenil de chicas y muchachos nacidos durante la Segunda Guerra Mundial. Como una especie de embajador cultural plenipotenciario de la expansión económica estadounidense, el rock derribó todas las fronteras y promovió la aparición de artistas del género en cada rincón del planeta, hasta que se diluyeron sus propios orígenes y terminó siendo adoptado de forma ecuménica.
Igual suerte corrieron los estilos afroamericanos que se originaron en los Estados Unidos y que, con el paso del tiempo y el avance de la influencia estadounidense sobre Occidente, se exportaron a mansalva y fueron adoptados como propios en los más recónditos lugares. El blues, el soul, el funk y el hip hop crecieron a gran escala en su repercusión, que a su vez motivó hibridaciones y multiplicó sus efectos. De hecho, esos ritmos aparecen hoy mixturados con otros que también tienen su remoto punto de partida en África, pero que se hicieron fuertes en el Caribe latino.
Sin embargo, estas dos vetas sonoras no agotan en absoluto la múltiple paleta musical que cubre la superficie de los Estados Unidos, cuya vastedad es ya de por sí un impedimento para que las expresiones y los gustos artísticos sean uniformes. Baste mencionar como un ejemplo de esos géneros no tan reconocidos al folk, que es el emergente de una tradición de trovadores (rurales y urbanos), cuya expresión más famosa a escala global ha sido Bob Dylan, junto a toda la camada de cantautores que en los años sesenta contagiaron al mundo con sus canciones de denuncia y de reivindicación de los derechos de las minorías.
Tal vez el estilo más aferrado al espíritu de los pioneros que colonizaron el actual territorio estadounidense sea el country, una música que, si bien ha tenido como las otras su expansión planetaria al amparo del desempeño del país como potencia dominante, no consiguió en el exterior la aceptación fervorosa que siempre tuvo fronteras adentro. Muchas de las figuras más representativas que son objeto de admiración por parte de sus compatriotas, resultan poco menos que desconocidas en el extranjero, lo que da cuenta de lo particular del fenómeno.
Por eso, la noticia que se viralizó el martes, dando cuenta de que un disco de grandes éxitos del grupo Eagles desplazaba al “Thriller” de Michael Jackson del trono del álbum más vendido de la historia, no resulta llamativa si se especifica el ámbito geográfico que limita a ese récord: se trata de la obra que registra mayor recaudación por ventas… en los Estados Unidos. Un detalle que, en muchos casos, era obviado en los titulares, no tanto por la necesidad de abreviar texto, sino más bien para agregarle una dosis de impacto, que es el valor más preciado que puede tener un artículo en un portal de internet.
Porque a la hazaña de Eagles hay que sumarle un dato todavía más desopilante. El Greatest Hits en cuestión corresponde al periodo anterior a la aparición del más grande hit de esa banda, “Hotel California”, que fue el motor de su éxito internacional. Hasta ese momento, Eagles era un exponente del country rock que en ese entonces arrasaba con las preferencias de los habitantes del Estados Unidos más profundo. En ese contexto, la información se torna comprensible, aunque pierda la picardía necesaria para convertirse en un trending topic como por arte de magia.