Por Federico Jelic
Especial desde Kazán-Rusia 2018
El 4 a 3 final con el que Francia eliminó a Argentina en octavos de final del mundial de Rusia 2018 representa apenas la punta del iceberg de los problemas que ahora tendrá por delante el presidente de AFA Claudio Tapia, porque se viene una pesadilla inminente que ya incluso invadió el búnker argentino en Bronnitsy. Más allá del juego, el corazón y la garra que no se negocia para estar en la Selección Argentina, dentro de la cancha no hubo razones tácticas ni futbolísticas como para ilusionarse. Y en eso la responsabilidad cae indefectiblemente en el DT Jorge Sampaoli, lejos del consenso popular por sus propias actitudes, aunque tampoco escapan de la influencia negativa de un proceso turbulento y pantanoso por donde se lo mire.
El tema es que es complejo y difícil imaginar la continuidad del DT después del desastre, porque en los cuatro partidos que duró la aventura en Rusia, cambió las cuatro formaciones, con cambios irrisorios, planteos inconsistentes y poca lógica en cada toma de decisiones. Dichas acciones lo alejan de la simpatía con la gente, de los jugadores y de los dirigentes también, aunque la traba mayor radica en la cláusula gatillo para romper su vínculo con AFA. Sampaoli manifestó tras la conferencia de prensa que no tiene pensado dar un paso al costado o rescindir su contrato, que dicho sea de paso, le restan cuatro años más: Tapia le firmó hasta 2022, en preparación para el mundial de Qatar 2022, un trabajo a largo plazo que se agotó a corto plazo, vaya contradicción.
Ahora el tema es económico. Interrumpir el vínculo contractual le saldrá a AFA más de 16 millones de dólares, es decir una más que oneroso resarcimiento para un proceso que apenas duró un año y con más angustias e intrigas que las certezas que se fueron a buscar con su contratación. Ahora es Tapia quien tiene la pelota, y debe estar más confundido que todos. Su primer obstáculo político está a la vista que sin duda puede empañar su imagen de cara a su intención de reelección en el ente madre del fútbol argentino.
Sampaoli, el que no pudo ser
Tras asumir por unanimidad en AFA, sin necesidad de elecciones, Tapia llegó al poder bancado por los clubes chicos y el bloque de “Ascenso unido” aunque más que nada los unía la oposición a Marcelo Tinelli. Todo el descalabro empezó con el empate 38 a 38 en los escrutinios de AFA en diciembre de 2015, con Luis Segura como fusible y la comisión normalizadora después. Con Armado Pérez a la cabeza, el comité regularizador poco pudo hacer para reencauzar un proceso herido, y que también le transfirió sus esquirlas a la Selección Argentina. Tras la salida de Gerardo Martino, abandonado en soledad antes de los juegos olímpicos de Río 2016, se apostó a Edgardo Bauza y tras ocho encuentros, llegó Sampaoli como salvador, ya con la venia del “chiqui” al frente del órgano rector del fútbol nacional. Fue su primera acción, rescindiendo el contrato con Sevilla, donde Sampaoli ejercía funciones, por casi tres millones de euros. La obtención de la Copa América 2015 con Chile era su único pergamino pero dentro de la desidia de opciones no parecía la peor de las opciones, pero lo terminó siendo.
Es cierto que hubo tres entrenadores con perfiles distintos en las eliminatorias y que nunca encontró el funcionamiento, pero esta parte también le cae en responsabilidades al DT. La clasificación en Quito ante Ecuador le dio respiro pero en Rusia pagó caro todas sus improvisaciones y contradicciones, dejando lo peor de su imagen en escena. Por eso era silbado por los hinchas argentinos cada vez que desde los parlantes del estadio recitaban su nombre. Y no pasó solo eso en Kazán, vale aclararlo.
Tapia se la jugó e invirtió fuerte. Su apuesta era tener DT para después de Rusia, pensando en la Copa América en Brasil el año entrante, con objetivo final en Qatar 2022. Por eso la firma a largo plazo que tanto ahora se lamenta en todos los pasillos de AFA. Los riegos suelen tener consecuencias si no están avalados por algo más que la pasión y la esperanza.
El tema en cuestión es que nadie quiere saber nada con Sampaoli. Desde el motín de los jugadores que mediante consenso acordaron una tregua hasta el partido con Nigeria, donde Tapia tuvo que actuar como mediador, estaba claro que no había ambiente de unidad y mucho menos, química entre las partes involucradas.
Esa gestión le fue efectiva a Tapia para clasificar a octavos de final pero estaba claro que a largo plazo dentro de Rusia, no le iba a terminar de alcanzar. Ahora con la eliminación, el propio “Chiqui” tendrá que responder y justificar aquella decisión tomada y también a la que deberá acudir ahora, sobre todo porque Sampaoli no tiene en mente dar un paso al costado. ¿Lo logrará convencer de que renuncie? ¿Le deberá abonar hasta el último centavo de indemnización?
En su laberinto
Mauro Icardi en Italia, Paulo Dybala casi de vacaciones en Rusia, Gonzalo Higuaín sentado en el banco en el partido clave y Maximiliano Meza en cancha…Dentro de todos los desaciertos de Sampaoli, llamó la atención la falta de coherencia, dentro de lo estructural y en el juego. Con Islandia defendió con cuatro hombres, con tres en la paliza que propinó Croacia y llegó a clasificar con el milagro de Marcos Rojo a falta de cuatro minutos para el final. Una ilusión sustentada desde lo pasiones pero en lo racional, la eliminación ante Francia era lógica.
Esto es parte de la confusión que sienten en AFA con Sampaoli que nunca contagió claridad. Después vino el partido postergado ante Israel con chaché cobrado, el audio de una inconducta del DT (falso) que movió también la estantería puertas adentro, y eso que ya arrastraba Sampaoli el destrato a un inspector de tránsito municipal en su Casilda natal (el infausto “Ganás 100 pesos por mes vos, boludo”). Lejos estuvo de la aceptación popular ni siquiera por parte del progresismo argentino, a pesar de sus visitas a la Abuelas de plaza de Mayo y adhesión a otras causas sociales. Tampoco contagió su perfil del palo rockero, apoyando a las bandas del rock nacional como “Don Osvaldo” y “Callejeros”, ni sus tatuajes. Nada. Y dentro de la cancha, nunca mostró una idea clara de juego ni un proyecto para llevarlo a cabo. Tapia se agarra la cabeza: invirtió más de 300 millones de pesos de las arcas vacías de AFA en un proceso que duró un año. Su primera gran gestión no es fracaso por el resultado, sino por la forma y los costos de la misma, cuyas secuelas le pueden afectar incluso desde lo político.
Argentina se vuelve de Rusia con el mal sabor de boca de la frustración y con el amargo sentimiento de no haber encontrado nunca la receta para salir del fondo. Es tiempo de construir desde los escombros y en AFA lo saben, pasa que si pretenden continuar la refundación con Sampaoli todo indica que el camino será más lejos, por su desencanto con la gente y los propios jugadores. La otra alternativa es abonar los casi 20 millones de dólares de la cláusula de rescisión de su acuerdo legal. Es decir, la acción que le puede generar más aplausos y darle el gusto del hincha, le requiere desembolsar una suma millonario que hoy AFA no cuenta en su presupuesto. A la pelota la tiene Tapia ahora, está en sus manos cambiar el horizonte, sabiendo que con cualquiera de las dos determinaciones, terminará perdiendo, sea en consenso popular o en la cartera, aunque la segunda no acabaría con su imagen electoral. Bah, depende de la óptica con que se la mire. Tapia está en el mismo laberinto que Sampaoli pero con el manubrio en sus manos. Será cuestión de él afrontar la tormenta menos agotadora para AFA y para su reputación.