Por Gabriel Osman
El largo año electoral de la UNC llega a su fin, y con buenas noticias para el oficialismo rectoral. Con su “boleta de los ocho decanos”, logró colocar a dos de los tres docentes que integran el Consejo Directivo de la obra social universitaria (Daspu). En las elecciones realizadas el martes pasado, la Lista 1 puso en dos bancas a Leandro Carbelo (Agropecuarias) y a Luis Hernando (Odontología), quedando la restante para José María Oyola, de la Adiuc, donde se encolumnó el kirchnerismo residual.
En el tramo de no docentes –igualmente representados con 3 bancas en un Directivo con 9 escaños- también hubo resultados compatibles para que desde la liga oficialista haya políticas activas hacia la obra social universitaria, muy distantes de tácticas omisivas. Aquí dos escaños (César Yanover y César Toledo) se los llevó el MUN y una sopa variopinta de aliados, y la restante se la quedó el vallejismo, que jugó con respaldo del decano electo de Médicas, Rogelio Pizzi. Esto es, todo quedó para el oficialismo. Párrafo aparte para la elección del representante de los jubilados, donde llega a una banca Hugo Centurión que contó con cobertura del MUN.
Estos siete consejeros electos asumirán en los próximos días pero, para que se complete el nuevo Directivo, el rector, con consentimiento del Consejo Superior, debe designar a dos representantes. Invariablemente, el Rectorado busca en estos casos consensuar nombres con los gremios aludidos, la Gremial San Martín y la Adiuc. Con estas circunstancias y los resultados del martes debe colegirse que el oficialismo puede contar con un presidente de la obra social con amplio respaldo, necesario para corregir algunos desfasajes en la administración de la obra social.
El gremio de los no docentes puede celebrar por el bonus adicional que le reportaron estos comicios, ya que el gremio “intruso”, ATE, que con sus 397 votos fue triplicado por los ganadores y ni siquiera llegó a la mitad de adhesiones que obtuvo en el vallejismo como para intentar en próximas contiendas entrar en el reparto. Para el MUN y el grupo que inspira Carlos Vallejos, núcleo duro de la Gremial, la distancia a la que quedaron los del ATE puede leerse, adicionalmente, como que en la conducción del sindicato algunas cosas se están haciendo bien después de década y media de zozobras institucionales.
Cuando aún no ha terminado el primer semestre, terminó el trajín electoral en la Universidad y también los fastos de los tediosos actos del CRES y los festejos por el centenario de la Reforma del 18. El panorama está despejado como para que el oficialismo tenga el tiempo suficiente para saldar el gran tema de la elección de rector y vice, cuyos mandatos vencen en abril de 2019.
Por pura coincidencia, más o menos en esa misma fecha debe renovarse la conducción del gremio de los no docentes, actualmente a cargo de Silvia Aguirre. Es de suponer que la Gremial San Martín no desea superponer estas dos elecciones. Más aún, tal vez quiera anticiparse a la primera elección directa de rector y vice con el gremio erguido y preparado para jugar con beneficios políticos en esa tenida.
No hay nada resuelto todavía, pero es improbable que si no convoca a elecciones internas en marzo, no opte tampoco por febrero, cuando el ritmo institucional de la Universidad apenas se asome de su “feria” de enero. Es una cavilación que existe y que irá tomando volumen a medida que pasen los meses. Si resolvieran hacerlas, por ejemplo, en noviembre, sería el único episodio electoral que le quedaría pendiente a la UNC en 2018.