Por Gabriel Abalos
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Sin duda una de las grandes ediciones poéticas del año en Córdoba es el libro que se presenta esta tarde en el Museo de las Mujeres: Mi signo es de fuego, que reúne la poesía completa de Glauce Baldovinen un volumen publicado por la editora local Caballo negro, en su colección En obra. La figura poética de Glauce Baldovin (Río Cuarto, 1928 – Córdoba, 1995) se levanta con la fuerza de una mujer militante que en los años setenta encarnó una Córdoba diferente alaque pregonaba el relato oficial, el vencedor; una mujer cuya generación se opuso con la vida a la perpetuación de ese relato dominante, a quien le arrancaron una parte de esa vida junto con la de su hijo también militante, secuestrado, y que vio con sus propios ojos la negación y la locura. Una madre latinoamericana, una poeta desgarradora, cuya obra latía aquí y allá tratando de no desaparecer, sostenida amorosamente por el aliento de los poetas que le dieron acogida como maestra de una generación. Glauce es sin duda un signo de la identidad cultural cordobesa y en particular para las poetas, es una referencia iluminante.
Ese tejido contracultural y doloroso que transpiró poesía, que encarnabaGlauce, le extrae a la poeta Elena Annibalila siguiente reflexiónen la contratapa: “A la Historia –dicen– en tanto relato oficial y de conveniencia, la escriben los vencedores. Pero detrás, a los costados, por encima, evadiéndose por las grietas que va generando el mismo relato clausurado –por ofrecerse a sí mismo como la Verdad– aunque irresoluto, aún, por hallarse siempre en construcción, van colándose la memoria personal, la memoria social, que complejizan y muchas veces socavan aquella primera Verdad, no siempre porque estén operando con esa intención, sino porque actúan discursivamente a contrapelo, ofreciendo versiones alternativas para la lectura de la realidad.”
Sin lujos, con la claridad de un hilo tenso, Glauce escribió como vivió, con la certeza y la visceralidad con que lleva un cuerpo las derrotas del día a día en la tierra, sin transigir con el peso muerto de lo establecido. Sembró sus poemas indelebles, testimonio de aquella realidad. En 1972 obtuvo el premio Casa de las Américas por su libroLa militancia, pero aquí le pusieron trabas kafkianas que le impidieron viajar a recibirlo. La edición de sus obras comienza en 1987 y llega hasta 2011. El volumen que le ha dedicado Caballo negro editora los reúne, verdadero acto de justicia poética, y le da un lugar unificado en la memoria y en el descubrimiento.
“Es un libro que vengo pensando desde hace quince años más o menos -dice el editor Alejo Carbonell en referencia a este proyecto-, como una cosa inalcanzable, con Alejandra Baldovin, amiga poeta que trabaja en Caballo negro y que estuvo conmigo en la editorial La creciente. Ella es sobrina nieta de Glauce y de a poco se fue armando la idea.” La creación por el sello cordobés de la colección En obra, en la que ya se publicaron los cuentos completos de Elvio Gandolfo y de Daniel Moyano, dio pie al proyecto de editar los poemas de Glauce. Dice Carbonell: “Cuando se lanzó esta colección nos pareció que ahora sí estaban dadas las condiciones;juntamos material, todo lo ya publicado y algunos inéditos que nos alcanzó Julio Castellanos, más un libro inédito que nos facilitaron los parientes de Glauce”.
Para el también poeta y editor de Caballo negro se trata de “un volumen importante, en el sentido de que es una de las obras poéticas más importantes de la provincia, con una obra ineludible y no tenía un volumen así. Son veintidós libros de poesía, de los cuales cuatro permanecían inéditos, y al final hay dos poemas que salieron en la revista Mediterránea cuando ella era muy joven.”
Señala Alejo que, al organizar el material a editar, “quedaron seguramente cosas afuera que no alcanzamos a incluir porque había que darle un corte”. Luego vinieron los detalles de edición: “Nos dedicamos a las cositas, digamos. En la solapa le pusimos una foto que no tenía nadie, un retrato que le hizo Bibiana Fulchieri. El arte de tapa es una pintura de su nieto, que es músico y artista plástico, Fede González. Es un libro con lindos paratextos, es decir, tiene mucho valor agregado, al menos para nosotros.”
El volumen tiene 700 páginas y cuenta con textos introductorios de Elena Anníbali y de Julio Castellanos, quien fue el histórico editor de GlauceBaldovin. En la invitación, la editorial expresa que “la aparición de este libro es un acontecimiento extraordinario para el mundo de la literatura, al tratarse de, probablemente, la mayor poeta de Córdoba, que hasta el momento había sido publicada parcial y esporádicamente”.
Como rodeando a un objeto querido y precioso, participará de la presentación de Mi signo es de fuego un poderoso núcleo de autores y autoras: María Teresa Andruetto, Elena Anníbali, Lucas Tejerina, Alejandra Baldovin, Alberto Rodríguez Maiztegui, Leticia Ressia y Los incendiados.También se hará presente el poeta y editor Julio Castellanos.La obra se ofrecerá a un interesante precio promocional por la ocasión del lanzamiento.
A las 18 puntuales, en Rivera Indarte 33. Recomiendan asistir en horario, dadas las dimensiones de la sala.