El kirchnerismo cordobés se encuentra en un momento de definiciones que podrían ser trascendentales para el devenir político del espacio. Desde hace meses, los principales actores especulan con escenarios de confluencia con Unión por Córdoba, tanto a nivel individual como colectivo.
Los tres proyectos de reforma a la normativa electoral que el oficialismo provincial aprobó esta semana en la Unicameral cordobesa fueron una oportunidad para que las tribus K que ostentan bancas provinciales pudiesen dar un gesto concreto de acercamiento a las huestes de Schiaretti.
Sin embargo, la simultánea intervención del PJ Nacional por parte de la justicia dejó en una posición incómoda al kirchnerismo mediterráneo. A diferencia del elenco K, el gobernador Juan Schiaretti se despegó con un contundente mensaje de la gestión partidaria que encabezaba el depuesto José Luis Gioja.
La diferenciación del mandatario cordobés generó duras réplicas de parte de los diputados Gabriela Estévez y Pablo Carro, dos de los alfiles K de mayor exposición pública, quienes se habían mantenido en silencio al respecto de la reforma electoral. Más curiosa fueron las críticas del legislador Martín Fresneda, quien había votado horas antes el proyecto schiarettista.
Dado el marco de especulaciones y desconfianza que reina entre las tribus K, los alineamientos a favor y en contra de las actitudes del Gobernador no pasaron desapercibidos para el espacio, que ostenta el tercer puesto electoral tras los comicios legislativos del año pasado.
Desconfianza
Unión por Córdoba delineó en el último mes una reforma política al régimen electoral provincial con tres aspectos principales: un mayor financiamiento público y privado habilitado para los contendientes; la posibilidad de que los candidatos a gobernador y vicegobernador encabecen la lista de legisladores por distrito único, a la usanza de los municipios y comunas cordobeses; y mayor flexibilidad para la definición, por parte del Ejecutivo, de la fecha en que se llevarán a cabo los comicios.
La iniciativa peronista generó un tembladeral en el escenario político provincial. Cambiemos Córdoba encontró una oportunidad para fortalecer la unidad de su estrategia política, lo que se plasmó en un muy duro comunicado en el que los presidentes partidarios y referentes de la coalición hasta mencionaron el término “fraude”.
El bloque Córdoba Podemos, en cambio, decidió acompañar la reforma, con argumentaciones variadas y algunas pequeñas críticas cosméticas. Esto le valió la autoexclusión de Liliana Montero del bloque, en el que la ex radical ya había encontrado incomodidades por la filiación kirchnerista de sus pares.
Este acompañamiento no encontró un correlato en Carro y Estevez. El gremialista y la camporista, delegados K en la cámara baja, se llamaron al silencio sobre la reforma, aprovechando la centralidad mediática de la intervención al PJ que resolvió la jueza María Servini de Cubría.
Los diputados sólo optaron por enfocar su mirada sobre la provincia cuando el Gobernador emitió un claro mensaje en la red social Twitter: “el Peronismo de Córdoba no participa en el espacio del PJ Nacional y por lo tanto, no tengo porqué opinar sobre lo que pasa allí”.
La expresión de Schiaretti sirvió para que el