Fue lo que no debió ser

Doris Day se encontraba en su apogeo en ese agosto de 1969 cuando, tras perpetrar una masacre en una mansión de Beverly Hills, Charles Manson (fallecido el domingo pasado) y su troupe salieron lo más campantes, entonando el estribillo de “Qué será, será”, la canción más conocida de la actriz.

Por J.C. Maraddón
jcmaraddon@diarioalfil.com.ar

La actriz Doris Day, que actualmente cuenta con 95 años de edad, fue una de las grandes estrellas de la edad dorada de Hollywood, como protagonista de recordadas comedias, sobre todo durante la década del cincuenta. Su popularidad se prolongó luego a través de la televisión, donde llegó a conducir su propio show en horario central. Sin embargo, su lucimiento no se limitó a la actuación, sino que también se extendió hacia la música, donde está considerada como una de las precursoras de la canción pop, aunque en realidad para ese entonces lo que hacía era vocalizar estándares que, gracias a su carisma, se volvían populares.
En paralelo, dos geniecillos de la composición que rondaban los cuarenta, aportaron en 1956 una pieza fuera de serie, que tenía destino de clásico porque capturaba la atención del oyente y lo obligaba a tararearla en la primera escucha. Después de casi dos décadas de manufacturar temas para producciones de Hollywood y Broadway, Jay Livingston y Ray Evans se despacharon con “Qué será, será”, una canción cuyo título y estribillo en español se inspira en una frase que aparece en el film “La condesa descalza”, aunque allí se la menciona en idioma italiano. En sus comienzos, Livingston y Evans tocaban en cruceros por el Caribe y allí habían aprendido el castellano.
Interpretada por Doris Day para la película de Alfred Hitchcock “El hombre que sabía demasiado”, “Qué será, será” fue el mayor éxito de la carrera de la cantante, aunque en un principio ella no quería grabarla porque le parecía música para niños. La presionaron a hacerlo por contrato y, como represalia, ella la registró de una sola toma y se retiró del estudio. Más allá de su rabieta, la pieza tomó vuelo propio, se hizo acreedora de un premio Oscar a la Mejor Canción y, con el tiempo, ella debió asumirla como el caballito de batalla de su carrera musical. De hecho, en el año 1968 la CBS la usó de cortina del programa cuando lanzó la primera temporada de “The Doris Day Show”.
La actriz se encontraba en su apogeo en ese mes de agosto de 1969 cuando, tras perpetrar una masacre en una mansión de Beverly Hills, Charles Manson y su troupe salieron lo más campantes, entonando el estribillo de “Qué será, será”. Y es que, en realidad, Manson había llegado hasta allí pensando que era la residencia de Terry Melcher, un productor musical que lo había ilusionado con grabar un disco, pero que, al escuchar el demo, había desechado la idea. Melcher era hijo de Doris Day, y como corolario de su faena de psicópatas, Charles Manson y su séquito cantaron ese tema a manera de burla, aunque en realidad las víctimas (equivocadas) habían sido la actriz Sharon Tate y varios invitados a su casa. Roman Polanski, esposo de Tate, quien no se encontraba allí en esa velada, había comprado recientemente esa propiedad, que hasta no mucho tiempo antes le había pertenecido a Terry Melcher.
Sin arrepentirse jamás ni de esa ni de otras de sus fechorías, Charles Manson murió el domingo pasado siendo presidiario, ya que purgaba una condena de por vida. Producto de un tiempo y un lugar en el que las mentes más brillantes y pacíficas llegaron a convivir con los peores asesinos, cuyos instintos se liberaban gracias al abuso de alucinógenos, con su sangriento ritual Manson anticipó la debacle de la cultura hippie de los sesenta, cuyas buenas intenciones iban a colisionar con las consecuencias negativas de vivir al límite. Hasta aquella pegadiza melodía que, en la voz de Doris Day, sonaba como una ronda infantil, resultó ultrajada por la patota asesina que perpetró un célebre crimen en masa.