Por Yanina Passero
ypassero@diarioalfil.com.ar
Un contrato caído hizo estallar la grieta entre las dos líneas internas que conviven en el PRO. El bloque de legisladores macristas –Darío Capitani, Soher El Sukaria y Viviana Massare- desvinculó a su asesor y presidente de la Juventud PRO, Gastón Torres, para “optimizar recursos escasos”. Desde el sector que responde al diputado Héctor “La Coneja” Baldassi afirmaron que la decisión fue malintencionada.
Cada sector defendía su postura. La línea fundadora del PRO local, integrada por dirigentes que saltaron de las filas de la Ucedé para plantar la semilla amarilla en la provincia, agitaba elementos atendibles para justificar la salida de Torres del bloque: aseguran que el dirigente “sub 30” desplazado tenía otro contrato; pero fundamentalmente se impuso la necesidad de trabajar con mayor austeridad. Concepto que ayer se volvió una orden a acatar, luego la reunión de gabinete ampliado encabezada por el presidente Mauricio Macri.
“Cada vez que cometemos el error de despilfarrar aunque sea algo mínimo, fallamos en nuestra capacidad de liderar, porque el liderazgo se manifiesta con el ejemplo, no en la palabra. Por eso espero que ustedes tengan esa conciencia de austeridad permanentemente y voy a estar mirando qué hace cada uno”, el contundente mensaje de Macri que desactiva toda disputa por cargos.
Torres mostró su cercanía con el modelo de conducción que representa el ex árbitro internacional dentro del partido. Para ese sector, la adhesión explícita selló su suerte.
Pese a los contrapuntos, la caída de un contrato no deja de ser un episodio anecdótico que tomó una desmesurada dimensión, producto del desgaste de las relaciones en el macrismo local. Apoyado en su éxito electoral, Baldassi está dispuesto avanzar en el control del partido y, es comprensible, que los dirigentes que controlan la sede amarilla desde su fundación ensayen medidas proteccionistas.
Lo cierto es que el círculo de ofensivas entre los miembros atenta contra las normas impartidas por la máxima autoridad de la fuerza, el Presidente, y su centinela, el jefe de gabinete, Marcos Peña. Las mezquindades de sus miembros quedan en un último plano cuando la maquinaria de Cambiemos demostró un potencial que descolocó, incluso, al peronismo. En otras palabras, rodarán cabezas si los macristas cordobeses no respetan las reglas del juego.
Bajo esa lupa deben entenderse los reacomodamientos que se observan en el PRO cordobés. Desde estas páginas se señaló que el presidente del partido, Darío Capitani, está determinado a cumplir con su rol. Apenas Baldassi se enteró de la decisión del villamariense ofreció su apoyo a la gestión. No es desinteresado, claro. El éxito de Capitani implica el ocaso del rival del réferi, Javier Pretto.
La tregua se habría hecho extensiva a la dirigente que armó el PRO Capital, Soher El Sukaria. Con la excusa del contrato caído, la legisladora y Baldassi mantuvieron una reunión. Según pudo reconstruir Alfil, la reunión fue amena, pero directa. Coincidieron en la necesidad de trabajar de manera coordinada, más allá de las diferencias personales o de otra índole. La parte más jugosa del encuentro la ofrecen los comentarios posteriores.
Baldassi ostenta excelentes elecciones en su currículum, pero adolece de una red de dirigentes con capacidad de respaldo para su escalada política. El Sukaria es, precisamente, la responsable del armado en la Capital, bastión insoslayable para apuntalar cualquier ambición política. En la vereda del frente, afirman que la legisladora debe abrir su mesa chica para aumentar sus chances políticas.
“Necesidad mutua”, la síntesis explicativa del encuentro.