La meta inflacionaria del Banco Central ya quedó superada después del 1,9% de setiembre y hay coincidencia de que el 15% proyectado para el año próximo también aparece difícil básicamente porque, para reducir el déficit, no se pueden postergar las subas de tarifas, única vía para recortar subsidios. De hecho, ya se prevén nuevos incrementos que arrancaron con las naftas el minuto después de terminada la elección.
El alza del 1,9% de los precios para todo el país marcado por Indec para setiembre determinó que la suba acumula 17,6% superando el techo de la meta de inflación del 2017 (17%). Los bienes y servicios regulados impulsaron la suba (23,2% en el acumulado).
Un trabajo de la consultora Ecolatina señala que la “ambiciosa” meta estuvo más vinculada a contener expectativas que a la realidad económica, ya que históricamente no hay casos de países que partiendo de un atraso cambiario y tarifario hayan logrado una desinflación tan estrepitosa de un año a otro (la suba de precios rozó el 40% en 2016).
De hecho, uno de los grandes desafíos para el gobierno en este año electoral era lograr que las negociaciones paritarias no se fijen considerando la inflación pasada. Las subas de entre 20% y 25% reflejaron que efectivamente los distintos agentes de la economía reordenaron sus expectativas inflacionarias a la baja.
El Banco Central no sólo no modificó sus metas para los próximos años sino que para continuar alineando las expectativas de los agentes de cara a 2018 se propuso un objetivo “informal” de corto plazo: lograr que en el último trimestre del año la inflación promedie 1% mensual.
Este nuevo objetivo parece lejano y su incumplimiento impone un mayor costo en términos de credibilidad. “El riesgo de no cumplir con las metas anunciadas, es perder potencia/efectividad a la hora de coordinar expectativas, lo cual es clave en un proceso inflacionario con elevada inercia”, describe el informe.
En primer lugar, tras las elecciones habrá una suba en el precio de los combustibles, que se estima estará en torno al 8%. Aún no se sabe si este aumento tendrá lugar en la última semana de este mes o en noviembre, cuando también el precio de la electricidad sufrirá una actualización. En este caso, el aumento vendrá por un incremento en el costo de generación de electricidad y de distribución, que se combinarán para que la tarifa de la electricidad crezca alrededor de 20%.
En diciembre será el turno del gas, cuyo aumento también estará determinado por los incrementos que afectan al servicio de producción y a la distribución, y se estima que ronde el 25%. En suma, los aumentos mencionados aportarán en torno a 1,5 puntos porcentuales (p.p.) a la inflación nacional durante el cuarto trimestre del año.
Otro factor que no ayudará al cumplimiento del nuevo objetivo es la inercia inflacionaria, captada en el IPC Núcleo (que excluye en su cálculo a los bienes y servicios que tienen un componente estacional o son regulados por el gobierno), el cual creció a un ritmo promedio de 1,7% mensual durante el primer semestre del año, valor que descendió apenas a 1,6% mensual en el tercer trimestre del año.
Y en 2018, los aumentos de tarifas volverán a impulsar la inflación por encima de la meta oficial (con un techo de 12%). El desmantelamiento del atraso tarifario continuará siendo el principal factor que explique el desvío de las expectativas oficiales de inflación en 2018. Teniendo en cuenta la trayectoria del tipo de cambio, las tarifas públicas y los salarios de la economía, proyectamos una inflación en torno al 17% anual para el próximo año (cercana al 15,8% del Relevamiento de Expectativas de Mercado).
“Si esto sucede se incumplirá nuevamente con la meta del BCRA, cuyas proyecciones en materia de precios se cumplen con un año de delay: este año se cumplirá con la proyección oficial de inflación del año pasado (20-25%), y recién en 2018 la prevista por la autoridad para este año (12-17%)”. De todos modos, el desvío será menor que el de este año, y por otro lado, que se consolidarían dos años consecutivos de inflación decreciente, rompiendo con la dinámica de la última década.
Tarifas versus déficit: la pelea que no da tregua
Si se congelaran los precios de los servicios habría que incrementar el monto destinado a subsidios lo que atenta contra la baja del rojo fiscal.