Por Javier Boher
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¡Qué tristeza, amigo lector! Esta semana ha sido un disgusto detrás de otro. Ya sé que siempre conviene tomarse las cosas con humor, pero es difícil. No entiendo como puede ser que el mal momento de la selección nos tape lo más banal de la campaña.
La tragedia de que el equipo conducido por el militante kirchnerista, callejero y ricotero esté casi eliminado, no puede opacarnos un dato que para muchos desalmados pasó desapercibido. Milagro Sala está padeciendo condiciones extremadamente severas en su prisión domiciliaria.
La pobre señora está olvidada en su mansión en Jujuy. Una vez que las cámaras y los reclamos del progresismo viraron a la Patagonia por el caso Maldonado, “Libertad para Milagro Sala” perdió algo de fuerza entre las reivindicaciones del combatiente social de bar universitario. Hoy es una consigna similar a “Tévez a la selección”.
En la parte más desgarradora del relato, la “Cristina Pueblos Originarios” dice que no puede tener intimidad con su esposo. Según ella, hay cámaras infrarrojas que monitorean sus movimientos. Como a James Bond en “El mundo no basta”, unos gendarmes curiosos quieren pispear la imagen térmica de Sala haciendo chanchadas con el esposo. Cochinos.
Se ve que la dictadura de Gendarmería ahora también se dedica a impedir que la gente tenga relaciones sexuales. Ya no sé hasta donde más va a seguir este plan de la derecha oligarca neoliberal aliada con el sionismo internacional y la corporación mediática. Esperemos que se termine cuando el kirchnerismo finalmente pierda dentro de 15 días y deje de patalear en los medios.
Tratando de revertir esa posibilidad, Cristina ya se entrevistó con Chiche, Novaresio, Victor Hugo y Beto Casella. Fue en la previa a la entrevista con este último que rechazó -no se asuste- un mate. “No tomo mate, así de chupar”, le dijo al trabajador que se lo ofreció.
No hay coaching que tape lo que te sale de adentro. Es como ponerse faja: te marcará la cintura, pero te hace un rollo abajo de la axila. Pasó de la foto del camión en La Matanza -comiendo chori como una auténtica compañera descamisada- a rechazar un mate como una señora de Recoleta.
No sé usted qué piensa, pero a los que tomamos los mates como vienen (dulce, amargo, con peperina, cáscaras, corto, largo, tereré) eso es un camino sin retorno. Es romper la etiqueta básica de convivencia con la diversidad. Mire que yo me crié en un hogar poco matero, pero el tiempo me enseñó que no se puede decir que no.
Al respecto se me ocurren dos escenarios. El primero es que le da asco. No sería para sorprenderse, considerando que hizo culto de que le rindan culto, pero de lejos. Aunque ninguno se coma el verso de que viene de una familia de alcurnia, a ella le gusta creer que lo es.
El segundo escenario es el más grave, pero en base a que pasa de la Kathy Bates buena de “Tomates verdes fritos” a la Kathy Bates mala de “Misery” con la velocidad del zapping, no es tan difícil de creer. ¿Qué pasa si la señora no toma mate -“así de chupar”- por miedo a enfermarse o que la envenenen?
No me extrañaría que evite compartir la bombilla para no contagiarse alguna enfermedad de pobre, porque una cosa es decir que trabajás por ellos y otra es juntarse. ¿O acaso alguna vez alguien la vio rodeada por gente que no pertenezca al círculo ABC1 de La Cámpora? Quizás sí, pero con una valla de por medio.
Además pienso en la falta de timing, ella que como cinéfila siempre manejó tan bien las cámaras. Maurishio salió tomando mate en la mayoría de los spots de su campaña en 2015. Hasta el ciudadano ilustre Obama tiene un par de fotos con el porongo en la mano.
Recuerde cuando le regaló un mate al Santo Patrono de los Peronistas, el Barón del Vaticano. Como no puede con su genio, encima le quería enseñar cómo se toma. Me acuerdo y me río solo.
¿Y por Córdoba cómo andamos?
En este último tramo, los muchachos de Unión por Córdoba ya no saben qué más hacer para sumar algún votito. Mientras la tercera banca está más en riesgo que la clasificación a Rusia, el peronismo cordobés está en un virtual ataque de pánico por la posibilidad de empatar con el kirchnerismo o perder contra Cambiemos como “la Mole” Moli con Klitschko.
“Cuidar a Córdoba es tarea de peronistas”, parece ser la estrategia para robarle votos a Carro. Desde las agrupaciones que migraron desde el kirchnerismo hacia el PJ tradicional antes de las PASO (y que hoy quieren serrar sus genitales), lanzaron una ofensiva destinada a conseguir el voto más peronista de los que se identifican con “el kirchnerismo de Néstor”.
Sepa usted que yo no tengo nada contra la primera dama provincial, pero en su campaña segmentada los muchachos de UPC la quieren posicionar como la única heredera del legado nestorista. Según los cráneos de la campaña digital, tanto Baldassi como Carro son parte de la pandilla de Don Macri Gato. Por como vienen errando, parece que en realidad están en campaña para que los convoquen para ir a jugar de 9 a Ecuador.
Ahora, antes de despedirnos, sáqueme una duda: cuando leyó la oración de Obama y el mate, ¿usted también pensó en el negro de whatsapp? Si así fue, imagínese como estará de preocupado el Gringo, ahora que sabemos que en su visita el compañero Barack puso un ojo en la señora.
No desespere. Sólo quedan dos semanas.