Mientras Pablo Carro, el actual secretario general de la Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba (Adiuc), se medirá en las elecciones legislativas el 22 de octubre, el gremio que conduce definirá a su sucesor en las urnas apenas diez días más tarde.
El 2 de noviembre, los afiliados de Adiuc deberán optar entre la oficialista lista Naranja, identificada plenamente con el kirchnerismo universitario, y los desafiantes de la lista Fucsia Blanca “Frente de Docentes en Lucha”, en la que confluyen dirigentes ligados al trotskismo y sectores independientes.
Al margen de su probable ingreso al Congreso como diputado nacional, Carro está inhabilitado para competir en la compulsa, al completar dos mandatos como titular del gremio. A pesar de las especulaciones de los últimos meses, la secretaria adjunta Sandra Mutal no encabezará la sucesión, y ni siquiera formará parte de la lista.
La principal candidatura recayó en cambio sobre Javier Blanco, docente de Famaf que actualmente se desempeña como secretario de Políticas Universitarias de Adiuc. La elección del “informático” Blanco simbolizaría la primacía de los sectores más dialoguistas con el actual Rectorado, por sobre los halcones kirchneristas.
Halcones y palomas
La exrectora Carolina Scotto tuvo que transcurrir todo su primer período intentando convivir con la incómoda conducción de Adiuc que llevaban adelante Eduardo Maturano y David Dib, obstinados en prolongar y potenciar conflictos, sin prurito en contradecir los acuerdos que a nivel nacional concertaba la central Conadu.
Al año siguiente de consumar su unánime reelección en 2010, la exdiputada decidió promover una renovación total en el gremio de los docentes universitarios, con el comunicador Carro y la artista Mutal como las principales figuras.
La exitosa jugada sobrevivió hasta ahora, adoptando con el tiempo una marcada alineación con el “proyecto nacional y popular” de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo, el contexto político de la Casa de Trejo fue mutando, no siempre para su beneficio. Tras una armoniosa convivencia con Scotto, la llegada de Francisco “Pancho” Tamarit al Rectorado simbolizó el inicio de “relaciones carnales” entre el gremio y su patronal.
El principal mojón de dicho vínculo fue la redacción y aprobación de una polémica versión vernácula del convenio colectivo de trabajo de los docentes universitarios. La redacción local otorgaba a Adiucamplios beneficios en términos políticos y económicos.
La misma le garantizaba exclusividad en la veeduría de concursos docentes y en el cobro de la “cuota solidaria”, un porcentaje de cada aumento otorgado por la Nación a todos aquellos docentes no afiliados a Adiuc. Además, Tamarit concretó la incorporación al estatuto de la UNC de una cláusula transitoria que permite el ingreso de profesionales a la carrera docente sin necesidad de que participen de concursos.
El idilio con el Rectorado finalizó cuando en marzo del 2016 Hugo Juri le arrebató el poder a Tamarit. La sintonía fina entre el médico radical y el gobierno nacional pusieron a Adiuc y su conducción en la vereda del frente, con sectores del kirchnerismo radicalizado marcando la agenda.
La designación de Blanco como candidato del oficialismo marca una opción por sectores más moderados, que compensen los impulsos militantes de los grupos referenciados con la gestión de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Sin embargo, esta definición podría dar aire al “Frente de Docentes en Lucha”, que con especial despliegue en los colegios preuniversitarios buscan darle un perfil de rauda oposición a la Adiuc.