Por Alejandro Moreno
Mientras esperaban para dirigirse anoche el inicio del encuentro en el hotel Quórum, dirigentes radicales reconocían que el universo político del PRO no se corresponde con el de la UCR. Son muy distintas las ambiciones de cada partido y, en consecuencia, las estrategias electorales.
Los macristas están enfocados en la doble elección de agosto/octubre, porque necesitan porcentajes que ratifiquen la adhesión de los cordobeses al gobierno nacional. Córdoba fue elegida por el presidente Mauricio Macri para cerrar su campaña porque las encuestas que tiene el PRO le anuncian una victoria relativamente cómoda que podría, además, disimular un mal resultado en la provincia de Buenos Aires.
Según los datos que se escapan del campamento del PRO, los estudios de intención de voto arrojan una diferencia de siete puntos a favor de la lista que encabeza Héctor Baldassi sobre la de Martín Llaryora (Unión por Córdoba); ello, no considera lo que pueda cosechar el otro candidato en la interna de Cambiemos, Dante Rossi, que permitiría ampliar la lectura de la victoria medida de alianza contra alianza.
Apegados a los consejos de los gurús comunicacionales, los macristas entienden que la gente no quiere confrontaciones entre los diferentes gobernantes, aunque pertenezcan a distintos espacios políticos. Por esa razón recién salieron a enfrentar al gobernador Juan Schiaretti cuando éste aumentó sensiblemente la temperatura de la campaña. Pero no es ése el escenario que más les gusta.
Marcos Peña, el jefe de Gabinete, llamó en los últimos días a evitar una confrontación entre las provincias. El discurso amigable es el favorito, y se explica, claro, en el cansancio que produjo la década kirchnerista, en la cual el que pensaba distinto al gobierno era un enemigo.
El problema que advierten los radicales es que el espíritu de buen competidor del PRO colisiona con las expectativas de la UCR.
Buena imagen
Peña opinó en una entrevista sobre la gestión de Schiaretti. “Si hoy estuviéramos en Córdoba, y si fuéramos vecinos y nos tocara una encuesta, contestaríamos con buena imagen de su gestión y su persona, lo cual no quita que contestaríamos (también) que votaríamos por Cambiemos y por “La Coneja” Baldassi”.
Pero, ¿acaso los radicales no cuestionan al gobierno de Schiaretti? Los legisladores provinciales se dedican especialmente a eso, y también Diego Mestre, el precandidato quinto de la lista del oficialismo aliancista, ha salido a criticar al PJ.
La UCR, a diferencia del PRO, piensa más en el 2019, aunque Ramón Mestre haya dicho que no hay futuro dentro de dos años sin una buena elección en agosto/octubre. Los mestristas están seguros de que el ciclo de Unión por Córdoba en el gobierno provincial culminará con los veinte años que se cumplen en 2019. Y quieren que el candidato a gobernador sea, naturalmente, el actual intendente de la ciudad de Córdoba.
Esta dualidad de criterios se hará más ostensible en el lapso que irá desde las PASO del próximo domingo hasta las elecciones generales de octubre.