Paso a paso, por qué bancar las PASO

El grueso del periodismo se la agarró con un mecanismo valioso pero subestimado, más que nada por su costo. Hemos pagado tantas cosas que una encuesta general sobre la preferencia electoral está lejos de ser lo peor. Hablar sobre todo lo que se podría hacer con esa plata no las va a hacer realidad, así que bien haríamos en dejarlas como están.

Por Javier Boher
javiboher@gmail.com

Buen día, amigo lector. Ya hemos entrado en la primera semana de “espacio cedido por la dirección nacional electoral”. No se preocupe que eventualmente las publicidades van a llegar a su fin. Peor sería que en lugar de darles espacio en la tele y en la radio les den cargos y toda esa gente termine gobernando, ¿no le parece? Mire con lo poco con lo que logré amigarlo con las campañas. Yo no sé si usted se acuerda, pero esta vulneración de nuestro santo derecho a ver y oír publicidades de clínicas de tratamientos capilares o pomadas hemorroidales arrancó allá por 2011, cuando se implementaron las PASO, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Como estas últimas semanas los analistas han decidido criticarlas con más saña que la que reflejan las mujeres cuando hablan de la ropa que se ponen las otras para ir a un casamiento, voy a salir en su defensa (no de las mujeres mal vestidas, que sino después en casa se me arma).
Esta semana hemos escuchado a un montón de esos periodistas “cirujanos” -los que operan más que si estuviesen en el polo sanitario- hablar sobre toooodas las cosas que se podrían hacer con la plata que se va a gastar. Gracias a estos muchachos nos enteramos que si no fuese por el gasto de las PASO casi que tendríamos las escuelas de Finlandia, las rutas de Alemania, los hospitales de Canadá y las hamburgueserías de Estados Unidos. Yo a ese discurso del recorte de gastos lo he visto tantas veces que ya no se lo creo a ninguno, qué quiere que le diga. El tema con el gasto abultado en estas elecciones tiene que ver con el pago de los minutos de aire para publicidad durante dos semanas, no con las cajas y las biromes que ponen en cada mesa. Después está el tema de la impresión de boletas, pero como diría el Ruso Zielinski, no nos adelantemos.
¿Por qué se crean las PASO? Básicamente, para reorganizar un poco el tema del número de partidos: para cada elección los partidos florecen como los puestos de chori en el Olmos cuando hay algún festejo. Después de 2001 el sistema de partidos estalló, y en 2003 entre el radicalismo y el peronismo se presentaron 6 listas. Había candidatos para todos los gustos. Es interesante ver que 14 años después los tres candidatos peronistas y uno de los radicales (o por lo menos sus espacios, porque sabemos que el nestornauta navega con los satélites de Arsat) hoy están juntos. Los otros dos radicales, Santa Elisa Carrió y Ricardo Hipólito Lopez Murphy, están con Mr. President. En última instancia, el bipartidismo en Argentina es como el matrimonio: todos siempre lo defenestran y piensan en otras formas alternativas, innovadoras y revolucionarias, pero las vueltas de la vida nos ponen siempre en el mismo lugar.
¿Para qué sirven? El primer beneficio es que reduce la cantidad de partidos en la elección general al establecer un umbral legal del 1,5% de los votos válidos a superar para acceder a la disputa por los cargos. Hay que saltar esa pirca para poder ir a jugar. Tres elecciones seguidas que te quedes afuera de las generales y te quitan la personería del partido. Así se busca cerrar los kiosquitos políticos que venden el sello. También se busca incentivar las alianzas con el fin de reducir la dispersión y aumentar la representación: de no ser por este umbral legal y la posibilidad de quedarse afuera del mercado, nunca se hubiese formado el Frente de Izquierda y los Trabajadores. Además, la ley prohíbe que un candidato derrotado en las internas de un espacio se presente después en las generales en representación de otro partido. Yo sé que usted se acuerda del caso de Olga Riutort y su interna con Chuit de hace 10 años. La ex mujer de De la Sota perdió la interna para ser candidata del peronismo en Capital en una elección más tocada que 128 pistero. No reconoció la derrota y decidió presentarse por fuera del peronismo, cosa que existiendo las PASO no pasa.
Quizás su principal aporte es que actúan como un censo: sabemos exactamente qué intención de voto tiene cada uno, lo que reduce la manipulación de encuestas y su efecto psicológico. A los periodistas anti-PASO les parece “una encuesta muy cara” porque este año prácticamente no se definen candidaturas, pero saber qué piensa realmente la gente es algo muy valioso. Existiendo las PASO nuestro primer voto es un voto sincero: votamos a nuestro candidato preferido. Elegimos el que nos parece honesto, buenmozo, gracioso, lo que sea. Nos podemos dar el gusto de votar a algún candidato de un partido minúsculo para salvarlo de la extinción, como pasó en las elecciones de 2011 y #Un MilagroParaAltamira. Mucha gente lo votó para que pase el corte y el FIT no deje de existir. Ese primer voto es el que refleja lo que somos, lo que nos gusta. Nos permite hacer una especie de objeción de conciencia, porque es más fácil no votar al que todos te piden que votes. Ese gran censo de opinión nos ayuda a definir nuestro segundo voto, el de las generales. Ese voto, a diferencia del primero, es estratégico: se define según los resultados de las primarias y pensando en que va a tener consecuencias reales. Pensemos en las elecciones de 2015: entre las PASO y las generales Macri sumó más votos que los de Cambiemos, porque hubo votantes de otras fuerzas que eligieron en contra de Scioli y pusieron su voto por el que había salido segundo, que no era otro que Macri.
Esta encuesta cara, amigo lector, vale lo que cuesta. Las PASO en provincia de Buenos Aires lo van a reflejar. Si el resultado del 13 es acorde a lo que vienen dando las encuestas, Lady Elisabet gana por 4 puntos, pero lejos del 50%. Imagínese usted qué puede hacer un votante de Massa que ve a su candidato a más de 15 puntos de la mujer con la que disputa el liderazgo del peronismo, sabiendo además que si sale tercero no entra en el Senado. ¿Votará a Massa y dejará que Cristina se quede con el 1? ¿o votará a Bullrich para que Cristina pierda?. Eso es voto estratégico y hacia allá apunta el gurú del cabello azabache. Se juegan a que el rechazo a la señora sea más fuerte que el rechazo a Bullrich, como fue el caso de Menem y Kirchner en aquel lejano 2003: Carlos fue el más votado, pero en el ballotage ni se presentó, porque sabía que perdía.
Para cerrar, amigo lector, está el tema de la impresión de boletas, histórico curro de los partidos “sello de goma”. Hubo un par de avivados que apuntaron a hacer algunas monedas con el dinero que deben destinar a pagar la cuenta en la imprenta. Parte de la batalla antiPASO que da el gobierno nacional encara por ese lado la reforma, pero no es más que el Caballo de Troya para lograr implementar el voto electrónico. La realidad es que con boleta única de papel como hay en Córdoba ese problema desaparece. Quizás insisten en el voto electrónico por lo mismo por lo que está en el ojo de la tormenta en Estados Unidos: puede ser hackeado. Y ahí no hay PASO, generales, voto sincero o voto estratégico que valgan. Por lo pronto relájese y disfrute del carisma natural de los políticos que nos visitan cada quince minutos en la tele y la radio. Sólo pasa cada dos años.