Por Yanina Passero
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Animado por el apoyo social que recibió por su exitosa intervención para licuar el paro de nueve días en el transporte público, el intendente Ramón Mestre resolvió mostrarse igual de tenaz con el enemigo público de los vecinos de la ciudad de Córdoba: el efectivo secretario general de los empleados municipales, Rubén Daniele.
No hace falta que el responsable del Palacio 6 de Julio consulte directamente a los contribuyentes si está de acuerdo o no con que el histórico cacique del Suoem se retire de la actividad para ceder paso a la renovación (que no significa que traiga alivio a un municipio que dedica seis de 10 pesos recaudados a pagar sueldos, según informes oficiales). Se hará cargo del tácito “mandato social”, en tiempos electorales, como indica el manual.
Mestre firmó ayer por la tarde un decreto donde declara a Daniele en “estado de jubilación”, habilitado por la adhesión municipal a la ley de Modernización del Estado. El paladín de los estatales de la ciudad cumplió 65 años en abril y los años de aporte exigidos en la ley previsional.
El sindicalista fue intimado correspondientemente a iniciar los trámites jubilatorios pero no lo hizo. Lógico: está dedicado al armado de un nuevo proceso electoral que lo tendrá como candidato por 12ª vez consecutiva, según confirmó precipitadamente, en noviembre de 2014 cuando festejaba otro contundente triunfo en las urnas de la Lista Verde.
Ahora bien, Daniele desoyó el emplazamiento del Ejecutivo para inciar los trámites en la Caja de Jubilaciones de la Provincia en el transcurso de los 30 días de recibida la intimación. Asegura que “tiene un año” para retirarse según marca su interpretación del Estatuto de Personal municipal.
El artículo 43 de la ordenanza efectivamente consagra al empleado un plazo “no mayor” a los 12 meses para permanecer en el cargo mientras se sustancian los trámites jubilatorios. Lo cierto es que desde la intimación referida está obligado a presentar la documentación requerida.
Como Daniele no es un empleado común –posee fueros porque comanda la cúpula del Suoem hace 32 años- el Ejecutivo fijó la fecha formal de la baja y la finalización de los “servicios” prestados, el martes 2 de enero de 2018, cuando vence su mandato.
En concreto, Daniele no está jubilado como pretendió instalar la administración mestrista. Si realmente deseara adelantar los tiempos, debería solicitar su desafuero. Un proceso que, con los contactos adecuados, no debería tardar más de una semana. De hecho, el equipo de letrados del municipio ya ha realizado esta petición, por ejemplo, con delegados involucrados en delitos graves.
El secretario General del municipio, Daniel Arzani, explicó que “Daniele no está en condiciones de presentarse a una nueva elección sindical”, en referencia a la disposición del estatuto del Suoem que habilita a empleados activos a competir en elecciones.
“Fijamos el 2 de enero del año próximo como la fecha de la baja para que termine su mandato como secretario general del Suoem”, completó el ex intendente de Malvinas Argentinas. Pero si el objetivo de la jugada política era impedir una nueva postulación de Daniele, el requerimiento de desafuero hubiera sido el camino a seguir.
Precisamente, Daniele tomó el “período de gracia” que separa la declaratoria del “estado de jubilación” de la baja consignada en el instrumento legal, para enviar un duro mensaje a Mestre.
“Quiero decirle al señor intendente que voy a ser yo quien reciba al próximo titular del Palacio 6 de Julio”, disparó. Con la desafiante declaración, Daniele confirmó que volverá a competir por la capitanía del Suoem, una vez más.
Si Mestre no tiene un as bajo la manga –era previsible la reacción de anoche de Daniele- y el pasante que saltó a la cúpula del Suoem sin escalas vuelve a presentarse, quedará al desnudo la presunta jugada del mestrismo que denuncia el gremialista.
La única certeza que existe hasta el momento, en medio de una discusión legal, es que si Daniele gana la nueva pulseada montará su más feroz campaña, en la víspera de las elecciones legislativas nacionales.