Los recientes tironeos de campaña entre Cambiemos y Unión por Córdoba tuvieron un impasse en la jornada de ayer, con motivo del tratamiento de la expulsión del ex ministro kirchnerista, Julio de Vido.
La coincidencia en el perfil antikirchnerista de las dos principales fuerzas cordobesas se plasmóen los resultados de la votación. Un total de 16 de los 18 legisladores cordobeses habían anunciado su apoyo al proyecto oficialista, incluyendo a diputados de la UCR, el PRO y la Coalición Cívica, así como los del peronismo local, englobados en los bloques Unidos por una Nueva Argentina y Brigadier General Juan Bautista Bustos.
En tanto, solamente los diputados Gabriela Estevez y Juan Manuel Pereyra mantenían una fuerte defensa del diputado K, involucrado en numerosas causas por casos de corrupción durante sus doce años de mandato como ministro.
Entendimiento cordobés
La posición de apoyo a la expulsión de quien fue durante más de una década titular de la cartera de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación, atravesó a casi todo el arco político cordobés, alineando posiciones de quienes hasta el día anterior habían estado cruzando críticas con respecto a sus responsabilidades como gobiernos provincial y nacional, respectivamente.
Las acusaciones de corrupción contra De Vido se convirtieron en un símbolo de repudio hacia el anterior gobierno. El interbloque Cambiemos, impulsor de la medida, decidió avanzar con el tratamiento de la expulsión a pesar de saberse en desventaja en relación a la votación.
La intención de fondo del oficialismo era, de no lograr la separación, dividir las aguas políticas entre quienes estaban dispuestos a defender la “corrupción K” y quienes la repudiaban con su voto. A poco más de dos semanas de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, esta votación puso en una disquisición a todas fuerzas que buscan jugar en terceras posiciones, diferenciándose en simultáneo de Cambiemos y del kirchnerismo, tanto provenientes del peronismo como de otros sectores.
Para concretar la expulsión de un diputado se necesita el voto afirmativo de dos tercios de la Cámara; Córdoba se preparaba anoche para aportar 16. La prolongadísima sesión se convirtió en un espejo (incluso con aumento) del resultado de balotaje en los comicios presidenciales del 2015.
En aquel momento, el antikirchnerismo encarnado por Mauricio Macri englobó el 70 por ciento de los votos cordobeses, frente al 30 por ciento del candidato K, Daniel Scioli. Anoche, el 89 por ciento de los legisladores cordobeses habían dado su apoyo a la expulsión de DeVido.
De los 16 “expulsores” cordobeses, nueve correspondían al interbloque del oficialismo nacional, componiéndose de cinco radicales (Mario Negri, Brenda Austin, Soledad Carrizo, Diego Mestre y Olga Rista), tres macristas (Héctor “la Coneja” Baldassi, Nicolás Massot y Javier Pretto) y una “lilita” (Leonor Martínez Villada).
Los siete restantes forman parte de los dos bloques que, de manera independiente entre sí, responden a Unión por Córdoba. Por un lado, cinco miembros del bloque Una Nueva Argentina que, referenciados con el exgobernador José Manuel de la Sota, mantienen un interbloque con dirigente bonaerense Sergio Massa: María Eugenia Brezzo, Juan Brügge, Agustín Calleri, Adriana Nazario y Blanca Rossi.
Por otra parte, también se contaban entre los votos positivos a dos diputados electos por el Frente para la Victoria en los comicios de 2013, pero que hoy conforman un bloque que responde al gobernador Juan Schiaretti, en una clara exposición de las filtraciones sufridas por el kirchnerismo desde su salida del poder. Se trata de Ernesto “Tatú” Bernabey y Andrés Guzmán, quienes componen el bloque Brigadier General Juan Bautista Bustos.
La posición asumida por los dos bloques del peronismo cordobés no sorprendió, puesto que sus dos máximos referentes se paran en el antikirchnerismo como plataforma para sus sendas proyecciones nacionales. Mientras De la Sota forjó en 2015 una alianza con Sergio Massa para intentar quedarse con la Presidencia, Schiaretti trabaja hoy en la conformación de un bloque de diputados que les sirva a los gobernadores peronistas para negociar con el gobierno nacional.
Hasta días atrás, sólo el voto de la camporista Estévez era contado como un rechazo seguro a la expulsión de DeVido, pero en los últimos días se sumó el diputado Pereyra, titular del monobloque Concertación Forja. Este movimiento llamó especialmente la atención ya que su hija, intendenta de Villa Dolores electa por la misma fuerza, forma hoy parte del espacio de alcaldes del Pro.