Un romance del siglo pasado

Cincuenta años después del inicio su breve historia de amor, los cantantes Judy Collins (de 78 años) y Stephen Stills (de 72) han decidido volver a estar juntos, esta vez para grabar un disco y compartir escenarios en una gira por Estados Unidos que comenzó ayer y que se extenderá hasta noviembre.

Por J.C. Maraddón
jcmaraddon@diarioalfil.com.ar

En la canción “Suite: Judy Blue Eyes”, que Stephen Stills había compuesto para grabar junto al trío que integraba con Graham Nash y David Crosby, el músico poetizaba lo inevitable: la ruptura de la relación con su novia. El “suite” del título es un juego fonético que debe leerse como “sweet” (dulce). Y la “Judy” de la que se habla no es otra que Judy Collins, una cantante folk con la que Stills vivió un apasionado romance, que se inició en el verano de 1967. En ese entonces, él todavía era el vocalista y guitarrista del grupo Buffalo Springfield y ella ya era una solista de fuste, con un matrimonio disuelto y un hijo a sus espaldas.
Judy Collins fue una de las animadoras de la escena folk del Greenwich Village neoyorquino de comienzos de los años sesenta, aunque la versatilidad de su garganta iba a ampliar su campo de acción hacia otros géneros musicales. Porque, a diferencia de la pléyade de cantautores que habitaban aquellas calles de Nueva York, ella era por sobre todas las cosas una gran intérprete. Y con su voz era capaz de imponer entre el gran público los temas que, en versión de sus autores originales, quizá sonaban discordantes para los oídos poco afectos a la novedad.
Se considera a Judy Collins como el factótum del despegue en la carrera de artistas tan valiosos como Joni Mitchell y Leonard Cohen, porque ella incluyó algunas de sus canciones en el repertorio de sus discos y conciertos. Y gracias a ese empuje, pudieron después salir por sí mismos en busca del destino consagratorio que los estaba esperando. En el caso de Stephen Stills, ella iba a inspirar esa suite con la que abre el primer disco de Crosby, Stills & Nash, considerado como una de las piezas claves de la música contemporánea.
El apego de Judy Collins por el alcohol (y por el actor Stacy Keach) precipitó la separación, que iba a resultar muy dolorosa para el joven Stephen Stills, sobre todo a juzgar por el tono de la canción en la que relata ese epílogo. Fueron, sin duda, una de las parejas más recordadas de esos años en los que el sueño de un futuro mejor pareció más cercano que nunca. Días de campañas pacifistas, de proclamas en favor del amor libre y de irrupción de la juventud como factor de cambio dentro de una sociedad que pecaba de obsoleta.
Medio siglo después del inicio de aquella breve historia de amor, Judy Collins (de 78 años) y Stephen Stills (de 72) han decidido volver a estar juntos, esta vez para compartir escenarios en una gira por Estados Unidos que comenzó ayer y que se extenderá hasta noviembre. En pleno tour los encontrará la salida, prevista para septiembre, de un álbum interpretado por ellos dos, del que ya se ha conocido la soberbia versión que hacen del “Everybody Knows” de Leonard Cohen. Además, el disco incluirá “Who Knows Where the Time Goes”, el primer tema que, en su momento, Collins y Stills compusieron juntos.
Ya septuagenarios, estos artistas han resuelto celebrar de tan particular manera los cincuenta años de su vínculo personal, que arrancó como un romance impetuoso y que hoy se traduce en una sociedad musical de la que sólo cabe esperar resultados conmovedores. A la vuelta de la vida, aquellos veinteañeros que miraban el porvenir desde la altura de su talento, deponen hoy sus orgullos personales para unirse en pos de la música, que es la que les dio todo y a la que ellos le han entregado algunos pasajes memorables de una época que sigue viva en ellos y en quienes se hicieron cargo de ampliar la senda que ellos abrieron.