Luego de que su arribo al Ministerio de Defensa quedara empañado por la polémica surgida en torno a los presuntos planes de privatización de Arsat, llega el turno de poner foco sobre los primeros movimientos de Oscar Aguad al frente de su nueva cartera.
A la salida de Julio Martínez –anterior titular de Defensa, que dejó el cargo para afrontar las actividades proselitistas que le demandará su pre candidatura a senador nacional por La Rioja- siguieron las de los tres secretarios que integraban su segunda línea. Despejando el tablero, el novel ministro inició sus funciones dando una muestra de autoridad y, vale decirlo, las decisiones de carácter son siempre bien recibidas entre FF.AA. La disciplina marcial rinde pleitesía a los hombres de temperamento, y no es extraño que alguien apodado “El Milico” (por su paso por en el Liceo General Paz) formado en ella lo reconozca.
Al menos dos conclusiones parecen insinuarse de lo antedicho. En primer lugar, el ministro llega con un fuerte respaldo de la Casa Rosada y con amplias potestades para designar a los nuevos titulares de las secretarias que integran la cartera, a saber: de Estrategia y Asuntos Militares, de Servicios Logísticos para la Defensa y Coordinación Militar en Emergencias, y de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa. Encabezada esta última durante la gestión Martínez por el macrista Héctor Lostri, quien se viera en septiembre del año pasado envuelto en controversias generadas por la concesión de un contrato a Ignacio “Nacho” Viale. El nieto de Mirtha Legrand habría recibido una compensación de 1,5 millones de pesos a cambio de “manejar” la imagen de Fabricaciones Militares, empresa estatal destinada a abastecer de material bélico y logístico a las fuerzas armadas, de la que fuera interventor Lostri.
En segundo lugar, se deja entrever el descontento del Ejecutivo nacional con la anterior gestión de la cartera. Según versiones cercanas al Ministerio, existió durante la última administración un gran déficit en gestión y en política de defensa. Debe tenerse en cuenta que, si bien “hipótesis de conflictos” bélicos no aparecen en el corto o medio plazo, no solo ellos integran los objetivos de Defensa. Estos están también dados por la elaboración de “hipótesis de confluencia”, investigación científica en diversos campos y desarrollo tecnológico, entre otros.
En lo que respecta directamente a las Fuerzas Armadas, los tiempos habituales para hacer cambios en las cúpulas del Ejército suelen ser a finales de año, y aunque no se descarta que el relevo en el Ministerio de Defensa pueda adelantarlos debería esperarse. Los militares hacen culto de la tradición.
Comunicaciones
El ministerio hasta la semana última encabezado por Aguad –y por el cual curiosamente pasaran también los cordobeses Oscar González y Germán Kammerath- fue suprimido por el presidente Macri, y su cartera pasará a engrosar las vastas atribuciones del Ministerio de Modernización, a cargo de Andrés Horacio Ibarra.
La decisión no deja de ser sorpresiva. En tiempos en los cuales las comunicaciones y su regulación están en el centro del debate y los medios de comunicación adquieren un poder y relevancia superlativa en la vida política e institucional –recordar los dos principales conflictos de los doce años de kirchnerismo fueron con el campo y con el Grupo Clarín-, asombra la decisión de desmantelar ese ministerio y trasladar su agenda a la órbita de Modernización. Nadie medianamente informado desconoce que las telecomunicaciones constituyen hoy un asunto estratégico en cualquier lugar del mundo.