El cierre de listas no sólo dejó heridas abiertas en el vínculo entre la UCR y el PRO, sino que también dejó lesiones hacia adentro del partido macrista.
Si bien los principales lugares del PRO en la lista de diputados nacionales se decidieron en la Casa Rosada, distintos sectores del partido atribuyen a su actual presidente, Javier Pretto, el haberse apropiado de todos los casilleros remanentes.
Los enojos internos no harían más que consolidar la salida de Pretto de la presidencia del partido, a través de una licencia acordada meses atrás, que el diputado nacional viene retrasando por propia conveniencia.
Tironeos internos
La discusión sobre los primeros puestos de la lista de diputados nacionales fue todo menos cordial entre los principales socios de Cambiemos. Con el Frente Cívico disminuido a consecuencia de sus paupérrimos resultados electorales y con la Coalición Cívica cumpliendo un rol cuasi-ornamental, fueron radicales y macristas quienes se disputaron las bancas expectables de la coalición.
Los impetuosos intentos del mestrismo por garantizar uno de las primeras cuatro posiciones para Diego Mestre demoraron la definición de la lista hasta el último día. Finalmente, fue en un “mano a mano” entre el intendente Ramón Mestre y el jefe de gabinete de la Nación, Marcos Peña, donde se fijaron los nombres de los primeros cinco lugares.
Tras ello, la estructura nacional del PRO descansó en las manos de Pretto la conformación de los diez lugares restantes. Si bien son “posiciones de relleno”, estos puestos suelen utilizarse para contener los distintos grupos que deben ponerle el hombro a la campaña electoral.
Es por ello que desde la Jefatura de Gabinete (núcleo político del macrismo nacional) se le sugirieron algunos nombres a Pretto, en pos de mantener unida la filial local del PRO. Para sorpresa de algunos, Pretto habría desoído las recomendaciones y, en cambio, habría armado un verdadero plantel de fieles.
Así se verificaría al repasar los seis lugares que el diputado nacional le garantizó a su partido de entre las diez posiciones no expectables. De los titulares, Sara Majorel (7° titular) responde a Pedro Dellarossa, mientras que Julián Chasco (9° titular) es un hombre de Pretto.
De los suplentes, Luciano Stoppani (2° suplente) también responde a Pretto; Patricia Botta (3° suplente) es fiel a la titular del partido en la Capital, la prettistaSoher El Sukaria; MariamMonguzzi (5° suplente) representa la incipiente construcción de Pretto dentro de la Juventud del PRO; y Juan Carlos Bermúdez es otro ladero de Pretto.
La difusión del elenco de candidatos alborotó a la militancia amarilla. Buscando una salida institucional al conflicto, dirigentes de las distintas facciones internas del partido se apersonaron en la sede de calle Deán Funes el mismo sábado en que debía oficializarse la lista, presentando reclamos escritos a Pretto desde los distintos sectores. Entre otros, los nombres de la concejala riocuartense Mónica Lanutti y del expresidente de la Juventud, Francisco Losano, eran defendidos por los dirigentes disconformes.
Las quejas no tuvieron cabida, y el presidente Pretto se salió con la suya. Sin embargo, el enojo remanente para con él habría acelerado el proceso de efectivización de una licencia, que sacaría al diputado nacional de la presidencia provincial del partido.
Esta licencia fue acordada meses atrás, como una forma de sanar las heridas que quedaron del proceso de internas. Sin embargo, Pretto se garantizó hasta ahora la postergación de su salida, para poder posicionar a su gente dentro de la estructura del partido.
Para la conducción nacional del PRO, ésta habría sido la última treta que le aceptarían a Pretto, y a inicios de julio lo presionarían para que se haga cargo de la Secretaría de Relaciones Parlamentarias del partido a nivel nacional, perdiendo su capacidad de influencia local.