Atraso cambiario: Argentina tiene una tendencia estructural al déficit fiscal

En 20 años Argentina casi duplicó el rojo fiscal y también la presión tributaria lo que hoy complica la competitividad de la economía.

Por Gabriela Origlia

Para los economistas del CPCE que Argentina no haya logrado el grado de país emergente era “esperable”; interpretan que existía “un exceso de confianza”. Además de esa evaluación, analizaron el nivel de tipo de cambio y concluyeron que la historia argentina muestra que los largos períodos de atraso cambiario son difíciles de sostener.
Respecto de no haber logrado el pase a “mercado emergente”, el presidente José Simonella indicó que “los argentinos tenemos la facilidad de olvidarnos fácil de las cosas que no hacemos bien. En los últimos años hubo una serie de medidas que fueron mal valoradas por los inversores y queda por hacer mucho para generar certidumbre”.
“La colocación del bono a 100 años fue un buen mensaje pero lo que surgió alrededor no colaboró -agregó-. Fue un hito decir ‘antes no me prestaban y ahora no’, es un gesto. En el global de la deuda la colocación no es clave; pero todo el discurso alrededor muestra que no está madura la idea de que Argentina es previsible”.
También apuntó que el regreso de la ex presidenta Cristina Fernández genera “incertidumbre” entre los inversores: “No van a llegar inversiones hasta que no se definan muchas cuestiones, entre ellas la electoral. Si no vinieron en el primer año, por qué lo harían ahora. No hay ni candidatos definidos. Somos tremendamente cortoplacistas y el mundo no es así”.
Simonella planteó que ante la situación “quienes llegaron a hacer diferencia con los dólares, saldrán”; de todos modos enfatizó que hay que esperar para determinar cómo sigue evolucionando el dólar.
A la hora de analizar la evolución de tipo de cambio, Guillermo Pizarro marcó que la pérdida de divisas por turismo en el exterior viene creciendo fuerte desde 2014 al igual que la compra de billetes por el sector privado no financiero. “Ambos indicadores vienen acelerándose”.
Sobre la dinámica de sectores transables y no transables, planteó que la variación positiva en sectores transables como agricultura, pesca y minería en 2016 respecto a 2105 se explica por la mejora en el precio que impulsa a una mayor producción. “Esa variación a la industria manufacturera no le alcanzó para compl déficitetir ya que además tuvo más competencia”, señaló Víctor Peralta.
Subrayaron que el tipo de cambio real de equilibrio es una de las variables más importantes; su desalineamiento amenaza la solvencia externa mientras que un valor adecuado es un factor determinante en un proceso de crecimiento sostenido.
La suba de gasto público a largo plazo es una presión a la caída del tipo de cambio real de equilibrio, al igual que la alta volatilidad en los términos de intercambio igual que la entrada de capitales y la deuda. “Todo se concatena y permite inferir que hay un atraso”, apuntó Peralta.
Desde enero del año pasado, a la vez que el Tipo de Cambio Real bajó el valor de equilibrio fue variando por las distintas variables. “Cuando no hay equilibrio esa situación puede variar, como lo marcan los distintos ciclos argentinos; los períodos se extienden sin resolver la cuestión de fondo tomando deuda, controlando la salida de capitales o devaluando”.
Hoy existen diferentes manifestaciones de ese atraso cambiario (como a balanza comercial, la de turismo y la compra de dólares) a la vez que las comparaciones con años anteriores también sugieren que hay retraso; por ejemplo con noviembre de 2015 ronda el 10%.
Los economistas plantearon que el proceso de reducción del tipo de cambio real parece motivarse en una política fiscal que impulsa el ingreso de dólares por toma de deuda, blanqueo y política monetaria.
En esa línea de análisis, el proceso frenará cuando se elimine el déficit -la proyección oficial todavía “no es completamente creíble”-, cuando se corte el flujo de financiación externa o cuando el desequilibrio “sea demasiado evidente” para el mercado.
Simonella sostuvo que el país tiene una tendencia estructural al déficit fiscal que es uno de los principales impulsores del atraso cambiario que ya desencadena acciones que terminan impactando en el tipo de cambio. “En 20 años Argentina casi duplicó el rojo fiscal y también la presión tributaria lo que hoy complica la competitividad”.