
Si para Lenin el imperialismo era la etapa superior del capitalismo, a la vista de la realidad política argentina puede inferirse que el chavismo es la etapa final del kirchnerismo, el desideratum al que lo lleva necesariamente su proclamado “vamos por todo”. Esto no sólo se ve en el escenario político nacional, sino también en el más modesto de la UNC, donde se conocieron ayer los resultados de la elección directa de autoridades.
Los resultados en las siete facultades ratificaron lo que se venía pronosticando: los oficialismos prevalecieron en todos los casos, aunque con más claridad en Agropecuarias y Lenguas. Sin embargo, hay algo que singulariza a Lenguas: el virtual suicidio K que tuvo lugar con la candidatura de Mario López Barrios. Ni Cristina, conocida por su falta de tino para elegir candidaturas, podría haber elegido peor. En el claustro docente, el profesor López Barrios sólo tuvo un 30% de adhesiones, contra el 70% de Elena Pérez, la decana que fuera reelegida. En este claustro, donde cabía esperar que el día a día de la gestión de Pérez impactase más, puede argüirse que los votos reconocieron la prolijidad y mesura de su administración.
Pero donde el carácter de ‘piantavotos’ fulminante de López Barrios se ve con absoluta claridad, es en los resultados de los claustros de estudiantes y de egresados. Es bien conocido que en Lenguas la abrumadora mayoría de estudiantes y graduados pertenece a la sección Inglés, en la que López Barrios dicta una materia clave en el penúltimo año del profesorado. Su temperamento hosco y totalmente carente de flexibilidad hace que prácticamente ninguno de sus alumnos ni ex alumnos tenga un buen recuerdo de él. Esto se ve rotundamente en las cifras de egresados: sólo obtuvo el 25% de los votos.
En el claustro de estudiantes, que participó masivamente, se ratificó este repudio. López Barrios, apoyado por la agrupación chavista AIEL-La Mella, obtuvo sólo el 34% de los votos, frente al 66% de Pérez. Si se compara con el 52% que esa agrupación obtuvo para el Consejo Directivo, no cabe otra conclusión que esta: un elevado porcentaje de votantes de La Mella eligió no votarlo a él.
Quizás fuera de Lenguas no se aprecien ciertos matices muy significativos en la candidatura de López Barrios. Su personalidad rígida, esquemática y timorata lo hizo siempre hostil a la política de cualquier tipo. Hasta que súbitamente, y ‘a la vejez, viruelas’, encontró su epifanía en la variante más chavista del kirchnerismo: basta ver su página de Facebook para encontrarse con un bonafinismo sin atenuantes y hasta con la defensa de Alicia Kirchner y su gobierno en Santa Cruz. Carente del mínimo sentido del ridículo, López Barrios se despide allí de sus votantes con una frase que revela que su destino final es Venezuela, profiriendo un bélico y guevarista “infinitas gracias, y hasta la victoria siempre!”.