Durante la última década, la elección directa de las autoridades unipersonales en las facultades de la UNC funcionó como una especie de fetiche para el kirchnerismo universitario. De hecho, fue la propuesta insignia de los rectorados de Carolina Scotto y su sucesor Francisco Tamarit.
Paradójicamente, los principales referentes de ese espacio no produjeron ningún avance sobre la cuestión en sus respectivas gestiones. A pesar de eso, sus seguidores mantuvieron el relato sobre la supuesta “democratización” de la universidad en el núcleo de su discurso.
Al asumir Hugo Juri, luego de obturar los sueños reeleccionistas de Tamarit, se propuso darle un cierre definitivo a la discusión. Contrariamente a sus antecesores, empezó por el principio: convocar a la asamblea universitaria para que decidiera los cambios necesarios en el sistema electoral de la UNC.
La reacción del kirchnerismo universitario evolucionó desde la perplejidad inicial a la violenta oposición posterior. Se dedicaron a sabotear de todas las formas posibles el proceso de reforma política llegando al extremo del intento de bloqueo físico de la asamblea universitaria.
El desacuerdo que plantearon para justificar la intención de impedir el funcionamiento del máximo órgano deliberativo universitario tenía que ver con la ponderación de los votos en la elección de rector. Pretendían un sistema directo que les permitiera mantener la sobrevaluación electoral de las facultades que conducen. Fracasaron en el intento.
En lo referido a la elección de decanos, la propuesta del actual oficialismo universitario no difería un ápice de la que los referentes kirchneristas habían promovido, sin resultados concretos, históricamente. Este es el sistema que debutó con éxito esta semana.
El saldo político de la nueva forma de elección arroja algunos datos previsibles y otros inesperados. El triunfo de todos los oficialismos es una realidad y, en parte, explicable por el nivel de instalación que tienen los grupos que conducen cada unidad académica.
Además, la poca experiencia que la comunidad universitaria tiene en elecciones de este tipo pudo haber favorecido a los espacios más organizados en todos los claustros.
Sin embargo, una lectura más fina permite observar cambios notables en los esquemas políticos de algunas facultades. En particular, unidades académicas que se caracterizaban por una conformación política homogénea, sin oposición organizada, vieron surgir alternativas que sorprendieron por su competitividad.
Este es el caso de los principales feudos kirchneristas en la UNC. La tradicional calma de la Facultad de Filosofía y Humanidades resultó alborotada por la sorpresiva performance de la agrupación La Pública. Allí, el candidato apadrinado por el varias veces reelecto Diego Tatián no obtuvo el triunfo aplastante que se auguraba.
El candidato opositor, Andrés Laguens, obtuvo un promisorio 38% frente al 61,9% del kirchnerista Pablo Abratte. En el bunker de La Pública festejaban los números y auguraban buenos resultados en las elecciones de claustro previstas para el año que viene.
Más apretada aun fue la elección en FAMAF, plaza fuerte de Francisco Tamarit, donde la decana ultrakirchnerista Mirta Iriondo logró su reelección con un 56,8% frente al retador Pedro Lamberti que sorprendió a propios y extraños logrando un 43,2% a la cabeza de la agrupación Pluralidad.
El dato que produjo un escozor en los operadores kirchneristas fue la derrota de Iriondo en el claustro docente de varias carreras que consideraban inexpugnables.
Estos resultados ponen en cuestión toda la estructura argumental de los sectores K sobre el sistema de elección directa. Su insistencia en sobrerepresentar las facultades que conducen se basaba en la certeza de que gozaban de una mayoría aplastante. Los números de ayer desmienten en gran medida esa convicción y los fuerza a atender el frente interno.
Elección directa hace brotar oposición en feudos K
El debut del nuevo sistema produjo efectos políticos que no estaban en los cálculos de quienes fueran sus primeros promotores. En facultades donde el kirchnerismo ostentaba una hegemonía consolidada surgieron alternativas altamente competitivas.