Por Yanina Soria
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La euforia manifestada por una parte del movimiento obrero cordobés y los partidos de izquierda que protagonizaron ayer la movilización de respaldo a los choferes díscolos de UTA, no se condice con la evolución del conflicto.
El quiebre interno que se produjo cuando algunos conductores decidieron volver a trabajar y ayer se sumaron al plan de contingencia lanzado por la Municipalidad de Córdoba, sumado a la quita de respaldo político y legal por parte de la conducción nacional del sindicato, y la fuerte presión social que distintos actores de Córdoba ejercieron ayer mediante la firma de un documento por la paz ciudadana, son algunos de los factores que anticipan el principio del fin de la medida de fuerza absoluta.
Lo que queda en pie de resistencia dentro de la UTA está sostenido exclusivamente por el poderoso sindicato de recolectores de residuos que comanda el peronista Mauricio Saillén, quien –como se señaló desde estas páginas- tiene sus propios intereses en juego en esta movida.
Desde hace algunos días el jefe del sindicato de la basura y titular de la CGT Rodríguez Peña se adueño del conflicto del transporte y manejó la actividad en la calle. Ayer encabezó la movilización de respaldo a los choferes que concluyó con un acto que lo tuvo como protagonista excluyente en un escenario montado frente a la sede gremial de avenida Vélez Sarsfield.
La idea original de la convocatoria era contar con el respaldo de los principales gremios cordobeses y lanzar desde allí un paro provincial. Eso no pudo ser porque, si bien los sindicatos como el SEP, Suoem, Luz y Fuerza y UEPC, entre otros, tuvieron representación en la movilización, sus cabecillas no asistieron.
Esto significó que desde el punto de vista numérico la marcha sea importante (el Surrbac sacó a la calles a todos sus afiliados) pero políticamente débil en cuánto a nivel de representatividad.
Las internas del movimiento obrero cordobés florecieron nuevamente dando muestras claras de cómo se compone el mapa actual del sindicalismo local en donde cada sector atiende su juego. Nada más lejos están de alcanzar la mentada unidad. Por el contrario.
Por lo bajo, los referentes de los distintos sectores de trabajadores aseguran que no alimentarán a Saillén en su búsqueda de posicionamiento público e interno, ni adherirán a su idea de encabezar el proceso de reunificación.
Es por ello que los principales jefes sindicales cordobeses, bajo distintos argumentos, buscaron desmarcarse ayer de la movida impulsada por el peronista.
El titular de la CGT Regional Córdoba que conduce el delasotista José Pihen, que un principio amagó con asistir pero horas antes de la movilización viajó a Buenos Aires.
Algo parecido ocurrió con el moyanista Gabriel Suárez de Luz y Fuerza quien, apenas iniciado el conflicto, se presentó en el acampe que los choferes montaron en la calle para respaldar sus reclamos. Ayer, desde su sindicato informaron que viajó rumbo a Mar del Plata para participar de una reunión de la Federación de Luz y Fuerza.
Otro de los pesos pesados como Rubén Daniele del Suoem tampoco asistió. En su caso expuso que sus problemas con la Justicia lo obligaron a mantenerse al margen.
Desde la UPEC, el kirchnerista Juan Monserrat optó por asistir al acampe frente a la sede de la UTA horas antes de que llegue la columna del Surrbac y los partidos de izquierda. Lo hizo junto a otros referentes como Raúl Ferro de la Bancaria, Ilda Bustos de Gráficos y Néstor Chavarría de la Uocra.
En tanto, la CGT Regional Córdoba resolvió en el plenario de ayer apoyar el reclamo de los chóferes y pedir que se retome la mesa de diálogo; repudiar la “militarización” de la ciudad de Córdoba; y rechazar el envío a la Legislatura del proyecto para “reglamentar el derecho a huelga”.
Referéndum
Como orador principal del acto político realizado frente a la sede de UTA, Mauricio Saillén, cargó contra el intendente Ramón Mestre y pidió para él un referéndum revocatorio. “Hagamos un referéndum, si lo queremos al intendente o no lo queremos. No ha hecho una obra pública como la gente, el transporte es un desastre. Hagamos un referéndum y que se vaya”, dijo.
Además, llamó a los gremios ausentes a formar parte de una mesa de enlace desde donde lanzar un paro provincial y habló de “traidores” dentro del movimiento obrero cordobés.