Cuando se estima la probable evolución del salario formal a lo largo de este año y la proyección inflacionaria de Ecolatina (27% promedio en el año), el ingreso de los trabajadores exhibiría un incremento promedio del orden del 1,5% este año. Esta mejora representa menos de la mitad del aumento exhibido en 2015, año de elecciones presidenciales.
El último reporte de la consultora indica que las cifras ponen en relieve que la pérdida que los trabajadores formales sufrieron el año pasado sólo será parcialmente compensada en el segundo año del gobierno de Cambiemos. Sólo asumiendo que se cumple la meta oficial de inflación (17%), el salario real volvería a niveles de fines de 2015.
Lógicamente, habrá que esperar el cierre del resto de los acuerdos (y el aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil) y monitorear la evolución de los precios para poder tener datos definitivos sobre la puja distributiva. De todas formas, queda claro que con la inflación desacelerando y con aumentos de salarios en el tercer trimestre, la mejora del poder adquisitivo será marcada en la previa electoral.
A pesar de que la mejora del salario será acotada -inferior al 2%-, el gobierno logró morigerar el alza de precios y salarios, lo que es un logro en materia de expectativas inflacionarias. Si en los próximos dos años esta tendencia se repite, el salario real podrá crecer lento, pero la reducción de la inflación sería más rápida ayudando a los sectores de menor poder adquisitivo (el impuesto inflacionario afecta más a lo que menos tienen).
Sin embargo, para que la apuesta sea fructífera en el mediano plazo, primero hay que desactivar el riesgo que trae aparejada las cláusulas gatillo firmadas: si la variación de los precios supera los valores acordados, habrá reapertura de paritarias y/o indexación automática, afectando sensiblemente la estrategia oficial de desinflación.
Con el objetivo puesto en reducir la nominalidad de los incrementos salariales, uno de los mayores logros del gobierno para Ecolatina fue que los acuerdos cierren en niveles cercanos a sus pretensiones (20-25%), en vez de que lo hagan mirando la inflación del año pasado. El costo fue la incorporación de la “cláusula gatillo”, es decir la posibilidad de reabrir la discusión salarial en caso de que la inflación supere los incrementos acordados.
Esta cuestión ya había estado presente el año pasado, pero muchos gremios optaron por el acortamiento de los acuerdos (por caso, desdoblamiento por semestre). Este año la cláusula gatillo permitió formalmente extender la validez de las negociaciones a un año (siempre y cuando la inflación no gatille una renegociación de lo firmado).
En ese contexto proliferaron varias modalidades de ajuste, algunos con aumentos en tramos e indexación inmediata (como el caso de los trabajadores estatales de Buenos Aires, quienes obtuvieron un aumento salarial de 18% anual, dividido en cuatro cuotas de 4,5%, y ajuste automático al cierre del trimestre si la inflación supera el 4,5%); o bien aquellos que recibieron un aumento con reapertura en caso de que el alza de precios supere un monto acordado, que podría ser inferior al aumento recibido (bancarios firmó suba de 24,3% con cláusula gatillo por inflación del 19,5%).
Otro de los elementos de las negociaciones salariales de este año fue que muchos se adelantaron en el tiempo respecto del año anterior. De esta manera, si bien algunos gremios pactaron incrementos salariales en torno del 20%, al percibir aumentos antes que las negociaciones previas, la pauta efectiva en realidad fue superior al aumento anunciado, ya que implicó una base de comparación más baja en algunos meses. Así, los incrementos promedios se ubicaron más cerca del 25%.
Con esas disparidades y en el intento de comprender la evolución general de los ingresos de los trabajadores formales, desde Ecolatina plantean que entre abril y julio el salario formal habría registrado un incremento de 0,7% en relación a los tres meses previos, consiguiendo así una recuperación interanual del 2,1% interanual. La mejora está por encima de los meses anteriores, pero aún lejos de los incrementos alcanzados en los otros años electorales.
Este año los salarios se recuperarían 1,5%
La mejora representa menos de la mitad del aumento exhibido en 2015, año de elecciones presidenciales. Recién en la segunda mitad de este 2017 comenzarán a percibirse los efectos de las paritarias.