
En quince días, siete Facultades de la UNC pondrán en funcionamiento la primera elección directa de decano, instituida tras la reforma política que el rector Hugo Juri impulsó desde el primer día de su actual mandato.
A pesar de los pocos días que restan para que los universitarios concurran a las urnas, en una de unidades académicas no hay todavía certeza de los padrones que se utilizarán. Se trata de Ciencias Químicas, Facultad conducida por Gustavo Chiabrando y una de las cinco que forman parte del esquema kirchnerista universitario.
La junta electoral de los “químicos” decidió incorporar al padrón, incumpliendo la normativa vigente, alrededor de 180 graduados que tienen una relación de dependencia (docente o no docente) con la universidad. La medida corre en paralelo con un creciente temor que habría invadido al equipo de gestión de Chiabrando con respecto a sus chances de victoria.
Desesperación
En sus inicios, el claustro de graduados fue concebido en la democracia universitaria como la personificación del vínculo entre la institución y la sociedad. El otro nombre por el que se lo conoce (egresados), deja patente el carácter de “extramuros” que revisten sus miembros.
Siguiendo esta lógica, el artículo 52 del reglamento electoral (ordenanza 19/2010) establece con claridad que “no podrán ser incluidos en el padrón respectivo, los graduados que estén en relación de dependencia con la Universidad”.
Esta cláusula fue pasada por alto por los miembros de la junta electoral de la Facultad, conformada por la vicedecana Ana María Baruzzi, Gabriel Morón y Edith Suárez. Fueron ellos quienes convalidaron el ingreso ilegal de alrededor de 180 graduados al respectivo padrón.
En este conjunto se distinguen dos casos. Uno de ellos es el de aproximadamente 50 trabajadores del Laboratorio de Hemoderivados, una dependencia que, con un alto perfil público, pertenece por completo a la Casa de Trejo. Este conjunto de no docentes formarán parte del padrón del área central que en 2019 elegirán al próximo rector de la UNC.
Por otra parte, un subgrupo más amplio está compuesto por docentes interinos. Cuando un profesor no ha sido designado por concurso sino de manera interina, debe tener al menos dos años de antigüedad en dicha condición para poder votar en el claustro docente.
Sin embargo, durante el período de dos años, no puede votar ni como docente ni como graduado. La extensión del requisito temporal pone en evidencia que todos ellos fueron designados en sus actuales cargos por la actual gestión decanal, a través de su mayoría automática en el Consejo Directivo.
La expresa maniobra de la junta electoral estaría directamente relacionada con el pavor que el grupo político que conduce la Facultad tiene al respecto de las chances electorales del binomio conformado por Gustavo Chiabrando y Marcelo Mariscal, frente a la fórmula que integran Sergio Dassie y Santiago Palma.
La plena identificación de Chiabrando con el bloque kirchnerista que lideran los decanos Diego Tatián (Filosofía y Humanidades) y Mirta Iriondo (Famaf) habría erosionado la imagen del químico, situación potenciada por su participación activa en el bloqueo a la Asamblea Universitaria que instauró la elección directa.
Las proporciones no son menores. Los empadronados ilegales serían más de 150, cuando en la última elección de graduados votaron apenas 266 electores. La inflación del padrón podría alcanzar hasta un incremento del 67 por ciento.
Esta situación podría ser revertida por la propia junta que le dio origen o, si mediase impugnación, por la junta de apelaciones de la UNC.