Por Marcos Duarte
José Manuel de la Sota tiene una cuenta pendiente con la política: disputar la presidencia de la Nación. Entre las definiciones que expresó la semana pasada, sus aspiraciones nacionales tuvieron un lugar central.
“Yo seguiré estando al lado de cada militante, apoyando a nuestros candidatos, aportando desde mi experiencia y trabajando en todo el país para ser el próximo presidente de los argentinos. Para eso me preparé y para eso me sigo preparando”. Con estas palabras finalizaba la carta mediante la cual comunicó su decisión de no encabezar la boleta de diputados nacionales de Unión por Córdoba.
En rigor de verdad, De la Sota anunció que sería nuevamente candidato al sillón de Rivadavia apenas concluyeron las elecciones de 2015. En ese momento, la victoria de Mauricio Macri sobre Daniel Scioli puso en estado deliberativo a todas las vertientes del peronismo nacional. El cordobés llegó a sonar como jefe del PJ en una etapa post kirchnerista.
Esta hipótesis no se verificó. El peronismo nacional decidió contener a los sectores afines a Cristina Kirchner y, a partir de esa definición, el ex gobernador se apartó de la vida interna del justicialismo oficial.
En cambio, profundizó su acuerdo con Sergio Massa, quien lo derrotó en las PASO del 2015 y encabezó la boleta de UNA, sigla bajo la cual se construyó la alianza entre el Frente Renovador y Unión por Córdoba.
En las declaraciones que siguieron a su abdicación a la candidatura a diputado nacional, De la Sota ratificó ese rumbo. “Quiero ser un presidente de la unión nacional, que no va a quedarse para siempre, sino un período para que haya acuerdo y valorizar las cosas importantes, como el caso de los maestros”, dijo en la entrevista que concedió a Cadena 3.
Además, apoyó explícitamente a su socio político. “Con Massa tengo una buena relación de afecto con él. Supongo que va a competir en Buenos Aires. Hay una encuesta que lo da primero y otra que lo da cerca de Cristina Fernández. A los que no veo cerca es a los candidatos de Cambiemos. Va a ser importante todo lo que haga en provincia”, sostuvo el ex gobernador.
La estrategia nacional de De la Sota tiene un obstáculo concreto. El gobernador Juan Schiaretti no se considera contenido por la coalición UNA y se distanció públicamente de Sergio Massa. Según su mirada, el entendimiento con el Frente Renovador fue meramente electoral y no implica una coalición política permanente.
El mandatario provincial se ubica más próximo a la generación de gobernadores peronistas jóvenes que buscan relaciones cordiales con el ejecutivo nacional y procuran superar la etapa kirchnerista. El entrerriano Gustavo Bordet y el sanjuanino Sergio Uñac lo consideran un referente y lo consultan habitualmente.
A la hora de definirse, Schiaretti prefiere hacerlo como un “peronista republicano” que colabora con la gobernabilidad y aspira a la normalización del país.
De todos modos, nadie cree que estos matices sean suficientes para una ruptura entre los líderes de Unión por Córdoba. De hecho, el bloque de diputados del oficialismo cordobés se mantiene en el interbloque de UNA junto a los leales a Massa.
La duda principal que se empezó a instalar es si la decisión de De la Sota influye en la estrategia del bonaerense. Algunos recuerdan que Felipe Solá, que hoy parece decidido a abandonar a Massa por Florencio Randazzo, reveló hace tiempo una conversación que mantuvo con los dos líderes de UNA. Según sus palabras, Massa y De la Sota le comunicaron en ese momento que la decisión de ser candidatos en las elecciones de medio término la iban a tomar en conjunto y le sugirieron que podían dejar pasar el turno.
Hoy varios observadores se preguntan si la decisión del cordobés no es una antesala de una futura sorpresa bonaerense. Dependerá de cómo se configure el escenario político, todos coinciden en que Massa también tiene como objetivo las presidenciales 2019.