Baja polarización: sube la carrera por 9a banca

La salida de De la Sota de la competencia electoral ampliaría las chances de los distintos espacios minoritarios, que buscan terciar en la disputa entre Cambiemos y Unión por Córdoba.

El desvanecimiento de la candidatura a diputado de José Manuel de la Sota alteró los ánimos tanto en Unión por Córdoba (UPC), construcción que lo cobijó durante los últimos veinte años, como en la coalición Cambiemos, que se preparaba para enfrentarlo en las urnas.
Sin embargo, el sismo “DLS” también alcanzó a muchos otros espacios que, aunque minoritarios, sienten por estas horas que la ausencia del cacique peronista podría mejorar sus chances en el cuarto oscuro.
Ubicados en extremos distantes del espectro político, expresiones tan disímiles como el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), el Frente para la Victoria (FpV) y el Movimiento ADN especulan y recalculan sus próximos movimientos, intentando maximizar su provecho de la ausencia del exgobernador.
Las diferencias ideológicas se convierten en coincidencias tácticas al momento de analizar el nuevo escenario electoral. Todos prevén que, sin De la Sota en la cancha, la polarización entre UPC y Cambiemos escalará menos, permitiendo que una tercera lista se cuele en la disputa y obtenga la codiciada “novena banca”.

Terceros en discordia
En general, las expectativas de las fuerzas minoritarias aumentan en las elecciones de medio término, dado que suele verificarse una tendencia de los votantes a optar por alternativas secundarias.
En el 2013, por ejemplo, las nueve bancas cordobesas se repartieron entre cuatro listas (UPC, UCR, FpV y Pro). Al FIT, por su parte, le faltaron menos de 1500 votos para acceder a una banca, una diferencia equivalente al 0,07 por ciento de los electores de ese año.
En las previsiones para este año, la mayoría de los analistas coinciden en que UPC y Cambiemos podrían concentrar al menos ocho de las nueve bancas en juego. Las proyecciones de una elevada polarización permitían especular con un quinto escaño para una de las dos fuerzas.
La retirada de De la Sota, sin embargo, redundaría en una campaña con menos agresividad peronista contra el oficialismo nacional, más a tono con la relación que el gobernador Juan Schiaretti mantiene con el presidente Mauricio Macri. Ésta sería la razón por la que la polarización reducirse.
Las múltiples tribus que conforman el kirchnerismo cordobés son uno de los espacios interesados en los efectos de la decisión del exgobernador. A pesar de no haber logrado sintetizar ni estructura ni candidaturas, los cordobeses K se esperanzan en mantener una cuota del electorado que emule los desempeños de Carolina Scotto en 2013 (15,3 por ciento) y Eduardo Accastello en 2015 (17,2 por ciento).
En cuanto a candidaturas, en el lado más purista del conglomerado K resuenan los nombres de la exdiputada Carmen Nebreda y del titular de UEPC, Juan Monserrat. Mientras tanto, sectores aperturistas que creen en una renovación de imagen, apuestan a los universitarios Francisco Tamarit (exrector de la UNC), Diego Tatián (decano de Filosofía y Humanidades) y Pablo Carro (titular de Adiuc). En todos los casos, se trata de nombre provenientes del mundo de la educación, sector en el que el kirchnerismo mejor logró problematizar sus conflictos con Cambiemos.
Por su parte, el FIT se entusiasma con alcanzar la banca a la que no llegaron en 2013, pero por el momento las fricciones internas mantienen ocupados a los trotskistas. El Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) ya puso sus candidatos en la cancha, buscando repetir la competencia interna que en 2015 les permitió arrebatarle la candidatura presidencial al perenne candidato Jorge Altamira, de la mano del joven Nicolás del Caño.
Sin embargo, el Partido Obrero (PO) e Izquierda Socialista (IS) buscaban consensuar una única lista, que les permitiese unificar discurso y candidaturas desde la campaña de las PASO. El movimiento autonomista del PTS promovería una nueva alianza interna entre PO e IS para competir en las Primarias.
Como novedad en la competencia provincial, el excandidato a intendente capitalino, Tomás Méndez, decidió conformar una coalición que le permita intentar canjear su banca de concejal por otra de diputado. En 2015, Méndez alcanzó el 22,1 por ciento de los votos capitalinos, equivalentes aproximadamente al 8,8 por ciento de los votantes provinciales.
El líder del Movimiento ADN espera conseguir la diferencia que le falta para obtener una banca en el interior provincial, y por ello está trabajando en construir una alianza con partidos de distinta proveniencia. El progresista Partido Socialista y el kirchnerista Partido Solidario ya confirmaron su acuerdo con Méndez, y tanto el GEN como Libres del Sur estarían en conversaciones.
La exconcejal Olga Riutort, en tanto, especula entre ingresar a la alianza que está forjando Méndez o lanzarse por sí sola a la arena electoral, con su sello Fuerza de la Gente. Con menos expectativas, un espacio de tinte conservador se conformaría con una alianza entre Encuentro Vecinal Córdoba, del legislador Aurelio García Elorrio, y Primero la Gente, de Sebastián García Díaz.