José Manuel de la Sota sorprendió ayer al anunciar que desiste de presentarse como candidato a diputado nacional en las próximas elecciones. El anuncio lo hizo mediante una carta dirigida al presidente del Partido Justicialista cordobés, Carlos Caserio, y lo difundió a través de un medio nacional, Clarín, probablemente para que las interpretaciones no pasen tanto por la declinación provincial como por el anticipo de que concentra sus esfuerzos para la carrera presidencial 2019.
De la Sota adujo que el motivo para su renunciamiento es permitir que otros dirigentes peronistas tengan la posibilidad de sobresalir, enfrentando a la lista de Cambiemos. Los exégetas delasotistas agregan que en la noche del miércoles hubo una reunión entre el ex gobernador y Juan Schiaretti que terminó por provocar la salida de escena del principal favorito a encabezar la lista de Unión por Córdoba.
De la Sota puede haber realizado otros cálculos.
Las encuestas que tenía lo mostraban como claro vencedor frente al seguro candidato de Cambiemos, Héctor Baldassi, pero trascendieron otras que mostraban una enorme fortaleza del sello aliancista, por lo cual las posibilidades entre ambos podrían quedar parejas hacia los desafíos de agosto y octubre.
De la Sota quiere jugar en 2019 la última carta para llegar a la Casa Rosada, su viejo sueño, que cree suficientemente apuntalado por haber sido tres veces gobernador de Córdoba y habiendo salido del poder, en 2007 y, más que nada, en 2015, con altos niveles de aceptación social.
Para lograr ese objetivo, debe imponerse primero sobre su socio político, Sergio Massa. Al tigrense las perspectivas se le presentan complicadas en la provincia de Buenos Aires, tanto que eludiría competir, delegando esa tarea en su nueva aliada, Margarita Stolbizer.
Preservarse le permitiría, a Massa, evitar que una derrota lo saque de escena, más aún frente a la posibilidad de una victoria de De la Sota en Córdoba.
Entonces, vuelve a ser el turno de De la Sota. ¿Y si De la Sota le gana a Baldassi pero por un margen ínfimo, como tres o cuatro puntos? ¿Acaso serviría una victoria tan exigua contra el ex árbitro de fútbol para exhibir como potencia provincial y proyección nacional?
El ex gobernador decidió no correr riesgos y guardarse por dos años.
En la carta de renuncia, deja en claro que en la decisión tuvo en cuenta más que nada su futuro personal: “sólo me falta ser presidente”, escribió.
Luego, aseguró que hay “excelentes dirigentes” para reemplazarlo. Las versiones, hasta ahora, indican que el sitio de número uno podría ser para el vicegobernador Martín Llaryora. La esposa de Juan Schiaretti, Alejandra Vigo, continuaría en el segundo lugar.
Para el peronismo se abre un tiempo de especulaciones. ¿Perjudicará a Schiaretti que Baldassi, ante un rival menos encumbrado que De la Sota, le propine una derrota al peronismo en las elecciones de diputados nacionales? Los más optimistas creen que alcanzará para ganar; los menos optimistas recuerdan que la fea derrota del 2009 no alteró el rumbo del primer gobierno de Schiaretti; y los pesimistas prefieren más tiempo para pensar en el futuro.
En Cambiemos también habrá novedades. La pelea por el uno de la lista, que parecía cerrada a favor de Baldassi, podría reabrirse. ¿Por qué los radicales, fundamentalmente los mestristas, no podrían reclamar el uno de la lista para Diego Mestre, ante un rival que podría ser vencido?
En la carta, De la Sota se cuidó de recalcar que con Schiaretti todo está en orden. “Tenemos un gran gobierno provincial conducido por mi amigo Juan Schiaretti, pero además los cordobeses conocen que para que Argentina crezca hace falta un equilibrio político. Y ese equilibrio en Córdoba se lo da Unión por Córdoba”, concluyó.
De la Sota se bajó para 2017 y cambió el escenario electoral
Dijo que concentrará su esfuerzo para ser candidato a presidente en 2019.