El periodista caminaba hacia la redacción por una de las principales calles de barrio Güemes. Desde dentro de un coqueto bar, una conocida (y chillona) voz lo llamaba. Se trataba de su informante, el Macrista Entusiasta.
Periodista: ¿Cómo le va, mi amigo?
Macrista Entusiasta: ¡Qué bueno que lo encuentro! ¡Justo!
P.: ¿Para qué me necesitaba?
M.E.: Para invitarlo, claro…
P.: ¿Invitarme? ¿A qué?
M.E.: Tome su tarjeta, le cuento. Estoy organizando una fiesta privada en mi dúplex, ¡vamos a tirar la casa por la ventana!
P.: ¿Pero a usted qué le pasa? ¿Se convirtió en partyplanner?
M.E.: No se me burle, mi amigo. En realidad, le explico, estoy aprovechando ahora, antes que Soher (El Sukaria) nos arruine la diversión.
P.: Sinceramente, no termino de entender a qué se refiere.
M.E.: Mire, la interna entre las mujeres PRO está que arde, todas quieren ser “la elegida” que acompañe a (Héctor) “La Coneja” Baldassi en la lista de diputados nacionales.
P.: Hasta ahí, comprendo, continue.
M.E.: Soher está intentando visibilizarse, entonces está presentando un proyecto para prohibir la realización de fiestas privadas, con multas para los dueños de las propiedades.
P.: Veo que usted no comparte la idea de su compañera de partido.
M.E.: La verdad es que no. Mauricio (Macri) nos encomendó hacer la revolución de la alegría, ¿cómo vamos a lograrlo si no podemos hacer ni una fiesta? Esta señora es una insensata.
P.: Con su valoración me confirma lo que ya me dijo: la interna del PRO está que arde.