Los desafíos de Franceschi y el legado de Pérez

La “Torta” será el encargado de continuar el proceso del oficialismo que lleva 12 años en el poder en Belgrano, hasta 2020. Sabe que el socio volvió a elegir al empresario de los cosméticos por encima de su figura. Deberá responder en autonomía y dejar su marca.

Por Federico Jelic

belgrano-FranceschiEl contundente triunfo del oficialismo de Belgrano deja en claro que el socio sigue eligiendo el modelo de conducción que inició Armando Pérez allá por mitad de 2005, y la respuesta en las urnas es una fiel demostración de ese reconocimiento. Primero como gerenciador con “Córdoba Celeste”, con levantamiento de la quiebra, y con dos períodos como presidente en la Asociación Civil sin fines de lucro, ya que no hubo oposición que garantizara elecciones, y terminó siendo ungido por ser única lista.
El flamante presidente de Belgrano Jorge Franceschi siempre acompañó como ladero al empresario de los cosméticos e incluso fue su vice en los dos últimos ciclos. No obstante, sabe que ahora tendrá la responsabilidad de su propia autonomía en las decisiones. Que el socio haya votado al oficialismo se debe en gran parte por Pérez, quien le dio su beneplácito a la “Torta” y lo terminó apuntalando como ganador claro. Igual, el desafío de la “Torta” no es menor: un equipo penúltimo en la tabla, una tribuna a medio construir, y otros aspectos que debe fortalecer para que la gobernabilidad sea total, mientras aguarda con algo de intriga la inminente sanción por parte de AFA tras el linchamiento del hincha Emanuel Balbo en el clásico ante Talleres. A ponerse el overol.

Contundencia
Belgrano registra con orgullo ser el club de Córdoba con mayor participación en los comicios en los últimos años: 6674 fueron los votos escrutados, con 5449 a favor de la lista “Nuevo Resurgir” (81,71 %) contra los insuficientes 1212 a favor del candidato opositor Santiago Montoya de “Corazón Celeste” (18,29), que ni siquiera cosechó los sufragios suficientes como para llegar a colocar a un vocal en la comisión revisora de cuentas (privilegio que hubiera aprovechado Marcelo Rodio).
Y toda esa ola fervorosa la arrastró Pérez. Por eso, en la proclamación, mientras lo acompañaban sus vices Sergio Villela (del grupo “Amás Belgrano), Juan Colome y Ramón De La Rúa, Franceschi no empezó su discurso ganador hasta que no llegó el ex titular de la Comisión Normalizadora. Su compromiso a su figura es total, identificación absoluta desde que se sumó a trabajar en los tiempos de gerenciamiento.
¿Qué pasó con Montoya? Evidentemente no orientó bien su estrategia. Todo el trabajo de campo fue realizado por empresas de Buenos Aires, agencias publicitarias de la Capital y poco estudio de la idiosincrasia cordobesa. Por ejemplo, la consultora Raúl Aragón y Asociados en una encuesta de 650 casos, le daba ganador con el 45 por ciento de los votos del padrón. Aportó suspenso en los guarismos pero a medida que pasaban las horas y las tendencias marcaban un claro triunfo del oficialismo, seguramente se acordó de aquel gráfico que lo tenía como claro favorito y que al final fue más virtual que real.

Voto a Pérez
El socio eligió otra vez a Pérez por encima de la figura de Franceschi, eso no se discute. Por más que sea uno de sus hombres de confianza, está claro que fue el motor de todo en esta contienda, después de 20 años sin escrutinios por Alberdi. Más allá del algún debate inconcluso o intercambio de ideas en la campaña, los logros institucionales de Pérez y la tranquilidad en el aspecto deportivo pesaron por encima de cualquier otro análisis.
Y está claro que un predio como el de Villa Esquiú, el ascenso ante River Plate por la Promoción, la venta de futbolistas al exterior, las tres participaciones en Copa Sudamericana, salir por primera vez del país y debutar en territorio internacional, más un orden equilibrado en las finanzas con deuda cero son demasiados argumentos para rebatir en una elección.
Pero también es cierto que no tiene toda esa paz garantizada Franceschi porque el equipo deambula en el fondo de la tabla y sin reacción. La onerosa contratación de Matías Suárez fue más una caricia para el hincha que una realidad en la cancha. Y la tribuna que tanto se anunció, a espaldas de la calle Hualfin, iba a estar con culminación de obras en febrero pasado y se pasó para junio, generando enojos en algunos sectores. Y siendo generosos y optimistas, tampoco hay certezas que pueda ser inaugurada a mitad de año, más allá de las buenas intenciones y las voluntades.
Esos serán algunos desafíos para la “Torta”. Y encima hoy en su primer partido oficial con la banda presidencial celeste su Belgrano recibe a Defensa y Justicia sin público en el Mario Kempes, como saldo del castigo impuesto por Cosedepro, ente de seguridad deportiva provincial, por la muerte de Balbo en sus tribunas. En estos días, se espera que AFA haga lo propio desde su Tribunal de Disciplina, así que ya está preparando su equipo legal y técnico las apelaciones correspondientes en virtud de que la penitencia no sea tan dura. Menuda tarea tiene Franceschi en sus primeros días como primer mandatario de Belgrano.

Casi de la familia, energético
Santiagueño de nacimiento, hincha de Belgrano desde aquel amistoso ante Valencia de España en el ex Estadio Córdoba en el ’78 (momento del enamoramiento), llegó a “Córdoba Celeste” de la mano de Sergio Pérez, hijo de Armando, con quien compartía la pasión del Rugby en el club Tala. Simpatiza también con Central Córdoba de Santiago del Estero. Es apicultor y profesor de historia en la Universidad Nacional de Córdoba. De hecho, siempre tuvo vinculaciones en esos ámbitos.
Supo tener un bar llamado “El cuervo”, donde imperaba el rock, a cuadras de la terminal de ómnibus y del Mercado Norte. De cultura general importante, armó un grupo de contactos por mensajes de texto al que suele reenviar frases y reflexiones de importantes personajes y referentes de la historia de la humanidad. Sí, mensajes de texto, porque eliminó la aplicación whatsapp de su teléfono celular, en busca de paz, para no caer en la vorágine de las comunicaciones, actitud que tomó en defensa propia. Es cultor del yoga y la meditación, hábitos que fue incorporando a medida que Belgrano tomaba más y más horas de su vida y su espacio libre. De hecho instauró la necesidad de un coaching en el plantel superior y las divisiones inferiores, con intenciones de seguir avanzando en ese sentido en otras ramas de la institución. Con él como participante, por supuesto.
Será tiempo de demostrar que no es un “títere” y que tiene autonomía y vuelo propio. No estará más a su lado Abraham Rufail en la comisión directiva (aunque tampoco estará muy lejos, ya que será empleado del club) pero todo el compromiso estará en enaltecer más a la trayectoria de Pérez, a quien Franceschi le dice cariñosamente “el viejo”.
Se abre una nueva etapa, sin el actor más importante de los últimos 12 años en la cocina política de Alberdi.
Pérez será director ejecutivo, un cargo desde afuera del club, pugnando por el cumplimiento de la logística y asesoramiento. ¿Volverá a presentarse a las elecciones en tres años? Hasta 2020 la batuta será conducida por la “Torta” en Belgrano, con toda la responsabilidad que eso conlleva y sobre todo, con toda la legitimidad que le dio el socio en las urnas, más allá del festejo, es tiempo de respuestas también.