Cada jugada, crítica o halago debe interpretarse en clave electoral. Ese será el único parámetro que regirá las estratagemas políticas. Como no podía esperarse de otra forma, el peronismo cordobés y los socios locales de Mauricio Macri actúan en consecuencia. Crisis es oportunidad, pero en este caso para el adversario electoral.
Así es como las espadas de Cambiemos en la Legislatura aprovecharon el derrame de residuos patógenos de la planta del grupo de Benito Roggio, Taym, tras las inundaciones en varias localidades del Valle de Paravachasca a finales de marzo.
“El gobierno no controla lo que tiene que controlar. El privado más importante de Córdoba es causa y consecuencia en una crisis que provocó un riesgo y una alarma en la sociedad como no se veía desde la crisis policial en diciembre de 2013”, acusaron en un comunicado, apenas el mandatario provincial interrumpió sus vacaciones para contener las repercusiones del conflicto.
A renglón seguido, los legisladores de la coalición compuesta por la UCR, PRO y Frente Cívico denunciaron falta de controles y conflicto de intereses. El reproche explícito sintonizaba con las especulaciones sobre el enfriamiento de las relaciones entre el PJ cordobés con el fundador del PRO, producto del contexto electoral.
Con pocos días de distancia, explotó a la gestión de Ramón Mestre un conflicto de naturaleza crónica: la insuficiencia de la planta de tratamiento de líquidos cloacales conocida como Bajo Grande. En plena negociación salarial del Ejecutivo municipal, delegados de la repartición denunciaron que se arrojaba el líquido crudo directamente al río Suquía.
El subsecretario de Ambiente del municipio, Sebastián Roca, fue el responsable de cuestionar la veracidad de las declaraciones de los empleados del sector e imputó el reclamo a la puja paritaria. No obstante, dictó la emergencia ambiental debido a las repercusiones públicas del conflicto. El peronismo cordobés olfateó la irritabilidad de los adláteres mestristas y se sumó a la polémica.
A primera hora de la jornada de ayer, se conoció que el bloque de legisladores provinciales de Unión por Córdoba pidió al responsable del Palacio 6 de Julio que adopte “medidas urgentes, prioritarias, eficaces y definitivas para resolver esta problemática de vieja data, que pone en vilo a toda la cuenca del río”.
Horas más tarde, en el Concejo Deliberante la bancada peronista resolvió levantar el perfil. Nadie Fernández, quien parece que cuenta con el beneplácito del PJ para levantar la voz y marcarle la cancha al oficialismo en el recinto, cuestionó la justificación de Roca.
“No notificaron la situación real. Son muy sueltos de boca para acusar a la Provincia por Taym, pero diariamente caminamos sobre ríos de porquería en la ciudad”, disparó, dejando claro que las críticas de Cambiemos comentadas hicieron mella.
El PJ en el Concejo busca despabilarse, luego del bajo perfil cultivado bajo la conducción de Esteban Dómina que, para este período, eligió la moderación.
Ahora bien, Schiaretti y Mestre pelean sin golpes bajos. Son sus alfiles quienes enarbolan las críticas y denuncias. Pero, a nivel institucional, siguen las muestras de cooperación entre administraciones.
El ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de Córdoba, Fabián López, anunció que asistirá al municipio para explotar de manera eficiente la planta de Bajo Grande. Incluso, desde el Panal se hará cargo de la construcción del nexo con la red cloacal de Villa El Libertador.
Y para que quede expuesto el “favor”, en la sesión de hoy en recinto de Pasaje Comercio exigirán a los funcionarios municipales que presenten en el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa) un plan para la conexión a la red cloacal domiciliaria en la zona sur de la ciudad.
“Ya que la Provincia pone 180 millones de pesos, sería importante que los funcionarios se pongan a trabajar”, sugirió la edil Fernández.