Unidad gremial en crisis: las CGT marchan separado

A diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, el sindicalismo cordobés parece estar cada vez más lejos de la unidad.

Por Juan Pablo Carranza
jpcarranza@diarioalfil.com.ar

cgt-gremiosHasta hace poco tiempo, el sindicalismo cordobés medía sus diferencias y se balanceaba en entre acuerdos coyunturales y pragmáticos que decantaron varias veces en acciones conjuntas. Con dos CGT en el mapa, pero con varios caciques, en la etapa poskirchnerista gran parte de la dirigencia disimuló sus tensiones y apuntó a un objetivo común: el Gobierno nacional.
Ahora este denominador común que está resumido en el rechazo a la gestión que lleva adelante el presidente Mauricio Macri no es suficiente para aglutinar al movimiento obrero. El paro convocado para mañana por el triunvirato de la confederación nacional no fungió, como en otras ocasiones, de amalgama. Esta vez prevalecieron las divergencias que se explican exclusivamente por factores internos, porque es evidente que la mayoría comparte el diagnostico de la situación económica y social nacional.
La nota es que Córdoba esta vez va a contramano de la tendencia nacional. A diferencia de lo que ocurre en Buenos Aires, el sindicalismo cordobés parece estar cada vez más lejos de la unidad. Luego de haber compartido varias veces escenario y reclamos, las dos confederaciones realizarán actos separados de cara el paro de mañana.
Por un lado, la CGT Regional Córdoba que conduce José Pihen, realizará una vigilia y concentrará en la histórica casona hoy por la noche. Por su parte, la CGT Rodríguez Peña, tiene previsto una movilización el jueves de Colón y General Paz hasta la Plaza Vélez Sarsfield. Mientras que Luz y Fuerza anoche al cierre de esta edición aún no había definido su postura, pero la única seguridad era que no participarían del acto organizado por el titular del Surrbac.
Tras la última movilización el 7 de marzo, las diferencias entre los dirigentes se hicieron más palpables. Diferencias que se acrecentaron con la llegada de Juan Carlos Schmid la semana pasada. El triunviro de la CGT y ahijado de Hugo Moyano, anticipó la huelga en el auditorio de Luz y Fuerza, presidido por Gabriel Suárez, su secretario general.
Las invitaciones al acto nunca llegaron, acusaron varios sindicalistas como Saillén, mientras que otros por lo bajo. Si tardaron en llegar, se perdieron o nunca fueron abiertas es un dato secundario. Cualquiera sea la excusa sobre el funcionamiento del correo y las buenas prácticas epistolares, los cierto es que el episodio agudizó los celos entre los dirigentes, reflotó heridas pasadas y generó traumas nuevos en la dirigencia. Una nueva crisis que pone en jaque la unidad de todo el movimiento obrero y hace crujir a la CGT Rodríguez Peña.
Las expectativas de los dirigentes de la CGT Regional Córdoba es repetir la convocatoria del mes pasado, cuando el calibre de la concentración los sorprendió a ellos mismo inclusive. Por su parte la central que conduce Saillén depende casi exclusivamente de la capacidad de movilización del Surrbac, la nave insignia de esa central. El titular de los recolectores de residuos envió un guiño a la CTA cordobesa, con quién ya compartió escenario, para sumarla al paro. Hoy por la tarde le responderá.
La disputa por la calle no es para Juan Schiaretti una cuestión esencial. El paro no está dirigido a él, que oportunamente supo desmarcarse de la Casa Rosada en el reciente almuerzo de la Fundación Mediterránea. Quebrado el tándem gremial estatal -SEP- UEPC- tras el acuerdo salarial con los estatales, el Panal sólo recibe ahora los dardos de los docentes.
A diferencias del sindicalismo nacional, el cordobés no cuenta con una estrategia política ni sueña con convertirse en el reorganizador del peronismo. UPC es gobierno y el gremialismo apenas tiene un puñado de bancas en la Legislatura y el Concejo Deliberante. En todo caso una diferencia marcada está entre aquellos que suscriben fielmente al Gobierno provincial, los que lo hacen con reparos y el sector que mantiene su fe kirchnerista. Pero son solo posicionamientos individuales de cada gremio y no necesariamente colectivos.