En la tarde de ayer se reunieron por primera vez los representantes paritarios de las centrales gremiales de los docentes universitarios y del gobierno nacional, en el marco de la negociación salarial 2017.
El encuentro se da en el momento de máxima tensión en las negociaciones de sus pares de primaria y secundaria de todo el país. Sin embargo, dicha conflictividad no tendría una correlación directa en el plano universitario.
En ese marco, el gobierno realizó una propuesta inédita: otorgar a los profesores aumentos cada mes, que igualen la inflación mensual calculada por el Indec en el periodo inmediato anterior.
Este punto exacerbó a las centrales gremiales. Conadu Histórica, la más conflictiva de las centrales sindicales, ya había definido un paro de 48 horas para el 6 y 7 de marzo, en coincidencia con la CGT y distintos gremios de todo el país, al que se sumarían el resto de los nucleamientos gremiales involucrados.
Trasfondo paritario
Al igual que la mayoría de los gremios estatales, en el 2016 los docentes universitarios encararon la negociación paritaria con prejuicios al respecto del por entonces neonato gobierno de Cambiemos.
Esto produjo una dilatación de las negociaciones, que se extendieron desde marzo hasta mayo inclusive. Al final, el extenso “tira y afloja” gremial tuvo resultados que enorgullecieron al equipo de la secretaría de Políticas Universitarias (SPU): las seis centrales firmaron el acuerdo paritario.
Dicha unanimidad no se presentaba desde hacía años, puesto que Conadu Histórica no los refrendaba en señal de protesta por las condiciones impuestas cada año por la gestión kirchnerista que por entonces conducía el ministerio de Educación.
Al margen de dicho entendimiento, el segundo semestre produjo un corte en la buena sintonía. El acta paritaria del 2016 contenía una “cláusula gatillo”: si la inflación superaba los aumentos, el acuerdo se renegociaba a fines de septiembre. Llegada tal fecha, mientras los gremios reclamaban que les correspondía un mayor aumento, el ministerio planteaba que lo acordado era suficiente.
Es por ello que ahora los gremios plantean la discusión en dos partes: reclaman un 10 por ciento “adeudado” del año pasado, y piden un 25 por ciento para cubrir la inflación de este año. El 35 por ciento resultante casi duplica el techo del 18 por ciento que el gobierno pretendía imponer en todas las paritarias.
Sin embargo, en la reunión con el gobierno, los gremios se encontraron una propuesta innovadora, con pocos (si algún) antecedente al respecto: un método de actualización “mes a mes”.
En concreto, la propuesta consiste en que los docentes reciban un aumento cada mes, que iguale al porcentaje de inflación calculada y publicada por el Indec en el mes inmediato anterior. Por ejemplo, si en la primera quincena de marzo el Indecanunciase que la inflación de febrero fue del 1,5 por ciento, ese sería el porcentaje de aumento que los docentes cobrarían en febrero.
De aceptarse, el Gobierno evitaría otorgar aumentos “de más” a comienzos de año, especialmente ante las expectativas optimistas que guardan los funcionarios de Cambiemos. Además, podría evitar paros “especulativos”, dado que la actualización tendría un mecanismo automático.
Esta propuesta resultó inesperada para los representantes gremiales. Con actitud de cautela, los sindicalistas centraron sus críticas en la negativa del ministerio a compensar la diferencia entre la inflación del 2016 y los aumentos recibidos durante ese período. Este punto es tomado como un fuerte obstáculo para avanzar en acuerdos sobre el 2017.
Entre las primeras repercusiones, desde Conadu dejaron trascender que se adherirían al paro del 6 y 7 de marzo, al que ya se sumó Conadu Histórica, Ctera y la CGT.