Por Yanina Passero
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El agua que ingresó al Concejo Deliberante no sofocó los fogonazos de rigor entre el oficialismo y la oposición. Con el inicio del último trimestre del año, los ediles transforman el recinto en un cuadrilátero, levantan su perfil y se preparan para recibir aquellos proyectos controvertidos que, por lo general, llegan con los villancicos de finales de año.
Una gimnasia típica de la primavera. Es por esto que no deberían sorprender los reproches de opositores hacia la gestión del intendente Ramón Mestre por los efectos de las lluvias y la capacidad de respuesta de la infraestructura urbana.
Oportunismo político que, esta vez, también bañó de críticas al viceintendente Felipe Lábaque. El dirigente macrista tuvo que escuchar las quejas de los lenguaraces concejales que observaron como el agua ingresaba impunemente al recinto.
Un incidente más que refuerza las críticas consabidas sobre la precariedad del edificio donde se discuten las leyes de la ciudad. Un ejemplo de la máxima “provisorio, para siempre” que define la idiosincrasia nacional. La justificación es atendible: apelar al conformismo y valorar lo que se tiene para evitar el nomadismo legislativo.
Lo cierto es que Lábaque está dispuesto a sacar su chapa de macrista y capitalizar los frutos de su amistad con el presidente de la Nación. Confirmó a Alfil que la Nación financiará las obras para la nueva sede del Concejo Deliberante de la ciudad.
Con aportes del Tesoro Nacional, no reintegrables, se reflotará el proyecto paralizado en el predio del ex Mercado de Abasto. El pre-acuerdo con la constructora Roberto Oresti SRL ya está redactado, donde la firma reconoce los vicios de construcción en el 18 por ciento de la obra ejecutada marcados por la UNC y se compromete a solucionarlos.
En las próximas semanas, Lábaque espera llevar la carpeta con el proyecto al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, donde constarán los montos actualizados de la obra (en su momento valuada en 110 millones de pesos). El propósito es comenzar con la edificación de la nueva sede cuanto antes, remarcan alfiles del responsable del recinto legislativo de la ciudad.
Lábaque no es el único interesado en poner punto final a un problema de vieja data. El macrismo nacional apoya la iniciativa no sólo porque es de la autoría de uno de sus hombres, también porque el ámbito de la Municipalidad de Córdoba es de su interés.
Se suponía así desde que el PRO logró colocar en el segundo renglón de la boleta de Juntos por Córdoba al presidente de Atenas, segundo de Ramón Mestre en las elecciones municipales de 2015. Aumentó el interés con el aluvión de votos que recibió Macri de los vecinos de la ciudad en el balotaje.
La apuesta del partido amarillo en la Capital se mantendrá inalterable porque, como varios candidatos, se frotan las manos al recordar que Mestre no puede repetir mandato en el Palacio 6 de Julio. En las filas del radicalismo aún no circula un nombre lo suficientemente fuerte para pelear con los anotados de otros sectores políticos. Inocultable paridad.
Lábaque responderá con subterfugios a la pregunta si se proyecta en el Palacio 6 de Julio más allá de 2019. Afirma que estará en el lugar que Mauricio Macri lo necesite. No es un secreto que el mandamás de la Nación le interesa la segunda capital política del país. Que, para colmo, es afín a su modelo de gobierno.
Si se consuma la construcción de la nueva sede del Concejo, Lábaque se anotará el primer tanto. El desarrollo del proyecto tendrá su impronta y no tendrá costos para las arcas municipales. Cabe recordar que funcionarios mestristas aseguraban que la nueva sede legislativa no era un prioridad porque había otros temas más descollantes en agenda.
Mientras tanto, también con el respaldo central, el viceintendente avanza con el proyecto de descentralización de servicios municipales –la Nación comprará equipos para que las áreas operativas puedan cumplir funciones desde los CPC- y la utilización de los predios ferroviarios para la instalación del Solo Bus.
Puede parecer desafortunada la frase, pero nunca más conveniente: más claro, échele agua.