Casaretto insistió ante empresarios en la necesidad de un “compromiso ético”

Repasó los desafíos que enfrentan los argentinos para alcanzar “una vida digna”, entre los que incluyó la lucha contra el narcotráfico, el empleo en negro, la corrupción y la educación. Insistió en el que gobierno debería convocar al diálogo social.

Por Gabriela Origlia

5774ed825b349_380x253Monseñor Jorge Casaretto, miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y uno de los referentes de la iglesia argentina, insistió en que la pobreza, el narcotráfico y la inseguridad son grandes problemas de la Argentina. “Lo advertimos, lo denunciamos, provocando enojo en el gobierno anterior””, señaló y enfatizó que la corrupción y el narcotráfico están “muy unidos”.
Para “vivir con dignidad” planteó una serie de desafíos entre los que incluyó la lucha contra el narcotráfico, el empleo en negro, la corrupción, la transformación de planes sociales en empleo, la pobreza y la educación. “Como Iglesia somos partícipes de que el gobierno llame al diálogo social”.
En respuesta al pedido del empresariado de mayor libertad, sostuvo: “Toda mi vida fue una lucha entre mayor justicia con mayor libertad, pero a veces en el país la búsqueda de mayor justicia fue cercenando la mayor libertad y viceversa; es un equilibrio difícil que hay que lograr. A la Argentina la tenemos que sacar entre todos, como Iglesia creemos en la necesidad del diálogo social”.
En ese contexto –acentuando la preocupación por la “desintegración familiar”- pidió a los empresarios que asuman un “compromiso ético” para “trabajar priorizando la dimensión ética”. Invitado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (Acde), Casaretto se reunió en Córdoba con representantes de distintos segmentos de la actividad económica.
Describió que la Iglesia lleva años analizando el fenómeno de la corrupción, desde el 2006 cuando el Pontificio Consejo “Justicia y Paz” emitió el documento “La lucha contra la corrupción”. Contó que su “amigo”, el abogado Ricardo Monner Sanz –al que definió como “una suerte de fiscal sin cargo”- definió al texto como “de lo más completo”.
Sin hacer referencia directa a la Argentina, repasó distintos aspectos del documento y enfatizó algunos puntos: “La corrupción deshumaniza no sólo al corrupto, sino a todo su ámbito de acción; genera clientelismo, distorsiona la democracia. Los tintes autoritarios en todos los contextos favorece la corrupción”.
Casaretto planteó que la corrupción lleva a “mantener a los pobres en estado de pobreza, porque son más manejables, más dirigibles”. Avanzó sobre el rol clave de los empresarios en la lucha contra el fenómeno; admitió que los gobiernos presionan para aceptar negocios no legales y hasta pueden no dejar trabajar: “Ha sido una realidad en la Argentina no sólo en el último gobierno, sino durante muchos gobiernos”.
“Si al Papa le preguntamos los peligros que hoy concentra la humanidad, creo que diría la ‘acumulación del dinero’, si el objetivo último es acumular riqueza fácilmente se cae en hechos de corrupción”, interpretó.
La otra parte de la presentación se concentró en el trabajo. En ese contexto, Casaretto enfatizó que ser empresario es tener “una vocación particular, la misión es armar empresas, distribuir trabajo”.
Describió que la multiplicación de los subsidios sin contraprestación laboral llevó a una suerte “de conformismo en recibir un dinero para sobrevivir; es muy triste que haya una parte del país así”, a lo que se suma que cerca del 40% de los empleados están en negro.
“Lo hablo mucho con los sindicalistas –agregó-. Les digo que no representan a los más pobres, porque representan a los que están en blanco. Hay gente que sólo está subsistiendo; aparecen los movimientos sociales a los que hay que tomar en cuenta porque son más representativos de esta realidad oscura”.
Señaló que cuando los obispos hablan con estas organizaciones suelen ser criticados, pero defendió esos vínculos porque tienen “una representatividad no tan legítima, pero sí una legitimidad que no tenían hasta ahora”.
Pidió pensar –desde la “complemetariedad entre capital y trabajo”- pensar cómo generar trabajo formal. Casaretto, quien comentó su admiración por el cardenal Raúl Primatesta, apuntó que hay que prepararse para la robotización del empleo.
“A los sindicalistas les digo ‘preocúpense’ porque se van a quedar sin la cuota de los trabajadores y ese es un tema que a ellos les preocupa mucho”, ironizó.