El diálogo imposible

Las interpelaciones son una sana costumbre democrática pero está claro que no procuran otra cosa que sentar posición, arengar e intentar sacar ventaja.

Por Gonzalo Neidal
gonzalo.neidal@gmail.com

aranguren-y-kicillof-exposicion-tarifasRicardo Balbín solía decir que “el que gana gobierna y el que pierde ayuda”. A la luz de la política actual sería preciso reformular esta sentencia. Tentativamente quedaría así: “El que gana intenta gobernar y el que pierde lo sabotea en todo lo que puede”. A ninguna otra conclusión podría llegarse tras la interpelación de Juan José Aranguren en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación.
Digamos, por lo pronto, que es una novedad que un ministro se someta a las preguntas, cuestionamientos, arengas y demás de los legisladores. No se trata de una práctica usual. Los gobiernos abominan de ella y tratan de evitarla. No es lo que ha sucedido ahora, donde se encontró a un ministro respondiendo con solvencia técnica a todas las cuestiones planteadas que fueran pertinentes para el tema que se discutía: el aumento de tarifas.
Pero no hay entendimiento posible. Para discutir, hay que estar de acuerdo, reza una antigua sentencia. Debe hablarse el mismo idioma. Las diferencias deben estar acotadas y enmarcadas en un contexto de coincidencias mínimas que son fundamentales. Y no es esto lo que sucede.
El kirchnerismo y el resto del peronismo se plantaron ante Aranguren como si fuera un malvado que sólo busca hacer morir de frío a los pobres que necesitan calefaccionarse y no pueden pagar lo que el gobierno intenta cobrarles. Reclaman a voz en cuello que la energía y el gas sigan siendo virtualmente gratis, sin atinar a explicar cómo puede hacerse para financiar semejante dislate. Son 4 puntos del PBI lo que cuesta el subsidio a la energía. Una cifra descomunal. Además, los precios bajos arrojan señales al mercado que promueven un mayor consumo cada vez.
En tales condiciones, no hay diálogo posible. El gobierno sabe que por ese camino marcha rumbo al desastre. Y la oposición también lo sabe. Pero prefiere quedar como la abanderada de los pobres. “Nosotros defendemos a los que menos tienen y ahí está el gobierno de Macri matándolos de hambre”, dicen con otras palabras.
Las interpelaciones son una sana costumbre democrática pero está claro que no procuran otra cosa que sentar posición, arengar e intentar sacar ventaja. Nunca aportan ninguna solución al problema planteado. La oposición sabe que el camino emprendido por Macri es el único posible. ¿Ha habido desprolijidades en su implementación? Es probable. Pero ningún técnico serio duda de que el gobierno va por el camino correcto. Lo han dicho los principales economistas de Daniel Scioli y de Sergio Massa. Pero eso no tiene importancia. La oposición no busca que el gobierno corrija sus errores para que el aumento comience a aplicarse. No. La oposición peronista parece buscar que Macri se enrede cada vez más con este problema, que su gobierno se debilite y que termine cayendo.
El kirchnerismo –que es el que en los hechos acaudilla al conjunto de los opositores- no dialogaba cuando estaba en el poder porque tenía mayoría y consideraba que eso era suficiente para gobernar. Y tampoco dialoga cuando es una minoría en decadencia.
Todos parecen buscar que el gobierno continúe con la política de tarifas irrisorias. Aunque saben que eso nos lleva a una situación muy complicada. Quizá sea por esto que buscan que Macri continúe regalando el gas y la electricidad.