Por Juan Pablo Carranza
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Las chimeneas del PJ Capital palpitan la llegada de un nuevo humo blanco. La lista de unidad parece decantar en todas las seccionales, pero los componentes de la combustión aún pueden variar. Sobre el cierre de esta edición era una incógnita si el sector vertebrado por Olga Riutort formaría parte del acuerdo para este nuevo período en el peronismo capitalino.
El plazo para la presentación de listas vence hoy al mediodía, luego de una prórroga decretada el miércoles pasado. Sería posible una nueva extensión, pero todo dependería de la voluntad política del peronismo para extender el plazo de negociación con el olguismo. La hipótesis no está descartada, pero es poco probable.
El oficialismo ya tiene cerradas las nóminas de la mayoría de las seccionales, que serán comandadas mayoritariamente por dirigentes cercanos a la secretaria de Equidad y Promoción del Empleo, Alejandra Vigo. Inclusive en aquellos lugares donde hay disputas, los contendientes también responden al schiarettismo.
La primera dama provincial será casi con seguridad el vértice del peronismo capitalino, más allá de ocupar o no la presidencia capitalina del partido. En todo caso, por su papel en la gestión, delegará esta función en alguna persona de su más estrecha confianza. Se replicará el armado provincial, donde Schiaretti encomendará la labor operativa a Carlos Caserio pero no su rol de conductor.
El schiarettismo se impuso en las presidencias de seccionales y en los representantes uninominales (que integran la junta partidaria). Mientras que los interlocutores del delasotismo –pocos en la Capital, su caudal preponderante está en el interior- ingresarían por medio de la lista sábana de congresales capitalinos. Allí suenan dos nombres: el de Natalia de la Sota y el del también edil, Adrián Brito. Aunque los concejales también integran este órgano partidario pero solamente con voz.
Ni Schiaretti, ni De la Sota han podido construir un esquema sólido en la Capital en los últimos años. Posiblemente los desaciertos en el estreno de Unión por Córdoba en el poder llevaron a que el oficialismo provincial desatendiera la disputa por el Palacio 6 de Julio, aunque no así como distrito electoral preponderante para las elecciones a gobernador.
La inclusión de sectores kirchneristas en el congreso provincial -Eduardo Accastello y Martín Gil (ver página 3 y 4)- y la incorporación de Movimiento Evita en el bloque legislativo de UPC señalan la gravitación del tándem Schiaretti-De la Sota para atraer a los pródigos que abandonaron la casa del oficialismo provincial ya sin una referencia nacional.
Esta exhibición de fuerza de los padres fundadores de UPC impacta sobre la decisión que tome el olguismo: corre el riesgo de autoexcluirse de esta reconciliación peronista.
Es cierto que sectores periféricos del oficialismo intentaron entablar contacto con Miguel Siciliano y le ofrecieron la presidencia de la seccional cuarta, que en la elección anterior había ganado con mucha holgura. Pero el acuerdo no incluye al resto del esquema del olguismo, argumenta el ex concejal, que apunta a lograr una mejorar calidad de interlocutores y espacios partidarios para su segmento.
El peronismo no quiere alentar las pretensiones de Riutort de un regreso estelar. En todo caso buscará hacerle sentir el rigor de los años en los que jugó por fuera del esquema. Allí podría estar la explicación principal de no otorgar mayores beneficios al retorno de sus alfiles.