Sesión de práctica de Lábaque en el Concejo

Un marco ameno, que no debería presentar problemas para el viceintendente Felipe Lábaque, un hombre que hizo su salto a la política no hace mucho tiempo, luego de que fuera tentado por su amigo, ahora presidente de la Nación, Mauricio Macri.

Por Yanina Passero
ypassero@diarioalfil.com.ar

ilustra felipe labaque concejo deliberanteTres proyectos despojados de entrelíneas, capaces de avivar el debate en el renovado Concejo Deliberante de la ciudad, constituirán el material de trabajo de la segunda sesión ordinaria correspondiente al nuevo mandato del intendente Ramón Mestre. La selección de temas responde a necesidades de la gestión: la designación del directorio de la empresa residual Crese; la ratificación del asesor letrado del municipio y la reglamentación de los concursos para cubrir vacantes en los Juzgados de Faltas.
Un marco ameno, que no debería presentar problemas para el viceintendente Felipe Lábaque, un hombre que hizo su salto a la política no hace mucho tiempo, luego de que fuera tentado por su amigo, ahora presidente de la Nación, Mauricio Macri. Quienes frecuentan el recinto recordarán algunos “bloopers” de sus antecesores en la presidencia, encabezando el ranking el exdiputado nacional, Daniel Giacomino. Tampoco debería suponer acaloradas discusiones entre las bancadas. Una oposición desmesurada podría ser un mal comienzo, más si se tiene en cuenta que en este momento se negocian puestos claves: presidentes de comisiones, asesores y relatores. Y el Concejo es, precisamente, negociación en estado diáfano.
Lo que en la jornada inaugural acontezca, permitirá al responsable del Palacio 6 de Julio tomar una pequeña muestra gratis sobre el futuro funcionamiento del recinto. Más particular por la composición mixta del oficialismo –UCR y PRO- que por las características de la bancada que ocupa el rol de oposición. Juntos por Córdoba no debería convertirse en noticia a la luz de un pacto entre Mestre y Macri que no deja de ratificarse en cuanto aparece la oportunidad. Cierto es que la consonancia debe reflejarse en el cuerpo oficialista. Caso contrario, no se explicaría la preocupación (y ocupación) de Mestre por reunir a todos sus ediles en su mesa, antes del debut extraordinario de la fecha.
Se da por descontado que Lábaque no constituirá un problema para Mestre. El futuro Concejo no debería ser motivo de preocupación para el radicalismo gobernante. Y así lo asumen. Son varias las voces que señalan que la actividad será moderada. Previsible: la primera gestión acumuló proyectos susceptibles para la polémica como los pliegos de higiene urbana y transporte; o el propio Ente de Obras y Servicios Públicos que ofició como corolario del ciclo inicial.
Si así ocurriese, cabe la pregunta sobre el futuro político de Lábaque. Más si se tiene en cuenta que la presidencia del Concejo Deliberante no suele ser un trampolín político por excelencia. Claro que se registra la excepción que confirma la regla. Otra vez, la distinción es para Giacomino que logró suceder a Luis Juez en 2007.
Adán Fernández Limia, vice de Germán Kammerath, fue uno de los peronistas que prefirió tomar distancia luego de la ruptura política del ucedeísta con el gobernador José Manuel de la Sota. Luis Juez rompió con Giacomino y la racha se perpetuó. El hombre Hemoderivados de la UNC tampoco tuvo mejor suerte con Carlos Vicente, a quien le tocó presidir el concejo con sólo una concejala oficialista. Mestre quebró la mala racha con Marcelo Cossar como su adlátere.
Lo cierto es que si se repasa rápidamente la lista, los segundos en la jerarquía de la orgánica municipal no desempeñan en la actualidad un rol protagónico en la política cordobesa. Hasta el momento, Lábaque parece cultivar un perfil bajo y no se conoce mucho sobre sus ambiciones políticas. Habrá que esperar que el tiempo lo diga o lo que el devenir de la alianza le depare.